La soledad del rey Juan Carlos I: sumido en el silencio y sin visitas de las Infantas
El padre de Felipe VI ha optado por rebajar su exposición pública dos meses después de su primera visita a España. Sus hijas no han ido a visitarle y no está agendado que lo hagan
Del ruido al silencio en cuestión de horas. Un silencio que dura ya meses y que pocos esperaban que fuera tan rotundo. El rey Juan Carlos I está ‘desaparecido’ de la actualidad. Ni siquiera su contencioso judicial en Londres con Corinna Larsen ha servido para devolver su figura a las portadas.
Tras su visita a España, controvertida como pocas cosas este año, el rey emérito ha decidido rebajar su perfil de tal forma que nadie hable de él. Y en ese contexto, ni sus hijas han ido a visitarle. Tampoco hay planes inmediatos para hacerlo, tal y como han informado a Vanitatis fuentes del círculo íntimo de don Juan Carlos.
Las infantas Elena y Cristina, que han pasado los dos últimos años viajando a Emiratos al menos cada dos meses, han cambiado su rutina y por el momento no tienen previsto volver. Hace dos meses que no viajan y tampoco se las espera. Nunca el ruido fue tan caro.
Estos días se cumplen dos meses exactos de la primera visita del padre de Felipe VI a España tras su marcha, el 3 de agosto de 2020, a Abu Dabi. Han sido casi dos años en los que ha intentado volver en incontables ocasiones hasta que lo logró y el 20 de mayo ponía el pie en territorio español ante decenas de cámaras que lo esperaban con deleite.
Sin "circo"
Don Juan Carlos había avisado a sus amigos de que no quería que se montara “un circo” con su visita, pero no logró sus objetivos. El lunes antes de su llegada, el periodista y amigo Fernando Ónega informó de que, ese mismo jueves, el exrey iba a tomar un avión desde Abu Dabi para ir a Galicia, a las regatas del Club Náutico de Sanxenxo, y fueron más de 200 los periodistas que se acreditaron para la cita. El circo estaba servido.
El alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, se convirtió en portavoz oficioso de la visita y dio declaraciones a todos los medios para celebrar su visita, algo que jugó en contra del exmonarca. “No creo que haya ningún conflicto en la calle -decía el primer edil a Vanitatis-. No sería bueno para la ciudad, ni para el ayuntamiento. Somos una ciudad de acogida. Que el rey esté aquí es una buenísima publicidad. Estoy emocionado”.
En su primera visita al club náutico, el mismo alcalde animaba a don Juan Carlos a acercarse a la multitud congregada a las puertas de las instalaciones y a hacer declaraciones a la prensa. Pero él, consciente de que estaba en el punto de mira de la Casa Real, evitó por todos los medios decir cualquier cosa. Alguna frase suelta -que sus allegados aseguran fue malinterpretada- y poco más.
Incluso algunos amigos se ofrecieron para ir a Sanxenxo, visitarle, saludarle, darle un abrazo después de tanto tiempo fuera, pero él les pidió que no fueran. "Quería evitar como fuera que esa visita se convirtiera en un problema", nos dicen las mismas fuentes.
Nada de Zarzuela
Como las condiciones para su visita eran claras y no podía pernoctar en Zarzuela, visitó el palacio el lunes antes de irse y tras una larga reunión con su hijo celebró una comida con parte de su familia. No estaba la infanta Cristina ni sus hijos, lo que dejaba claro que el actual Rey es una persona firme con sus decisiones y no se deja doblegar por las cuestiones que podrían ser más sensibles para él. Así que tampoco se relaja con su padre, a quien le quedó claro que si hay una nueva visita, debe ser mucho más discreta.
Por eso no ha vuelto, por mucho que el alcalde Martín anunciara a bombo y platillo que su siguiente visita iba a ser a principios de junio. Es más, como hemos dicho, sus hijas, que habían incluido en su rutina las visitas al padre, han dejado de ir a verle para evitar levantar más ampollas. Por ahora, insisten las mismas fuentes, no hay viaje programado.
"Muy tocado"
Hay que recordar que en su visita don Juan Carlos estuvo reunido con Felipe VI y no salió del encuentro del todo satisfecho. Nos lo han contado personas muy cercanas al exmonarca. Los motivos que él esgrimió fueron varios, aunque la realidad es solo una. “Volvió a Emiratos muy tocado, algo no fue bien, es más, algo fue muy mal con su hijo”. No nos concretan, acaso no saben más de lo que dicen, pero tiene claro que los planes no salieron como él se pensaba.
Don Juan Carlos no suele explayarse con sus amigos, no les da detalles, mucho menos de sus sentimientos. Quienes le conocen desde hace décadas saben cómo se encuentra por el tono de voz, por las palabras que usa, incluso por sus silencios. Cuando volvió a su refugio emiratí tras pasar unos días en Galicia y Madrid, habló con sus amigos, quienes notaron que no estaba bien.
Dando vueltas en las conversaciones, sin entrar jamás en concreciones, entendieron que las cosas no habían ido como él había esperado. ¿Pensó que acaso el gran recibimiento que tuvo en Sanxenxo iba a servir para algo? Nada más lejos.
Juan Carlos I “sabía que se iba a montar un circo, pero no pudo pararlo, ¿cómo iba a hacerlo?”, se preguntan sus allegados. Y así está ahora, alejado del ruido, en un silencio pesado que ni sus hijas han roto ni van a romper por el momento. A él le gustaría, así lo ha dicho, que las Infantas fueran en agosto, aunque por el momento, no está en la agenda. Todo se verá.
Del ruido al silencio en cuestión de horas. Un silencio que dura ya meses y que pocos esperaban que fuera tan rotundo. El rey Juan Carlos I está ‘desaparecido’ de la actualidad. Ni siquiera su contencioso judicial en Londres con Corinna Larsen ha servido para devolver su figura a las portadas.
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