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Suicidio, impotencia y bigamia: Bern y Jean Harlow, el escándalo que cambió Hollywood
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se cumplen 85 años de la tragedia

Suicidio, impotencia y bigamia: Bern y Jean Harlow, el escándalo que cambió Hollywood

Cuando se encontró muerto al productor con un tiro en la cabeza, las alarmas se dispararon. Aquella noticia sentaría precedente en la meca del cine

Foto: Jean Harlow y Paul Bern en una imagen de archivo.
Jean Harlow y Paul Bern en una imagen de archivo.

Fue un 4 de septiembre de hace 85 años. El sol de California reinaba como cualquier jornada de finales de verano sobre las mansiones de Beverly Hills. Sin embargo, aquel día la tragedia escandalizaría a la ciudad del cine. El mayordomo de Paul Bern, marido de Jean Harlow y uno de los productores más significativos del Hollywood dorado, se lo encontraba muerto en su habitación. Tenía un tiro en la cabeza y yacía semidesnudo sobre la impoluta alfombra ahora manchada de sangre.

Apenas habían pasado unos meses desde que se casase con la primera rubia platino de la historia del cine. Tras revisar el cadáver, el hombre de servicio dudó por unos instantes pero enseguida tomó una decisión: llamaría primero a los gerifaltes de la Metro-Goldwyn-Mayer y no a la policía.

placeholder Fotografía del cadáver de Bern tal y como fue encontrado por la policía.
Fotografía del cadáver de Bern tal y como fue encontrado por la policía.

Hasta la casa de Benedict Canyon llegaron los productores más significativos de la meca del cine: Louis B. Mayer y David O' Selznick. Una nota que Bern había dejado días antes fue convenientemente colocada para que quedase a la vista de los policías. “Queridísima amada: Al parecer este es el único modo de recompensarte por todo lo malo que te he hecho y para limpiar mi humillación. Te quiere, Paul. Entenderás que lo de ayer fue fingido”, rezaba.

placeholder Paul Bern y Jean Harlow en una imagen de archivo.
Paul Bern y Jean Harlow en una imagen de archivo.

Todo hacía indicar que Bern era impotente, y que esa había sido la razón de que decidiese quitarse la vida y dejar viuda a una de las mayores estrellas de América. Sin embargo, la realidad era mucho más truculenta. Al parecer, Paul tenía a otra mujer en Connecticut de la que no había podido 'deshacerse'. Se llamaba Dorothy Millet, era aspirante a actriz y sus problemas mentales la habían llevado a un psiquiátrico. Lo peor del asunto es que seguía haciéndole chantaje emocional a Bern. Desde la Costa Oeste, este seguía pagando las cuotas mensuales de su tratamiento mental. De bigote escueto e incipiente calva, el productor había ocultado bien su matrimonio hasta el punto de convertirse en bígamo sin que la propia Harlow fuese consciente de ello. Esa era otra de las razones de que se sintiese profundamente inferior a su esposa, aparte de la más obvia: era un hombre más bien feo casado con una de las mujeres más deseadas del mundo.

Su todavía esposa, Millet, le había visitado esa noche en su mansión californiana. Nunca se sabrá sobre qué discutieron o si ella tuvo algo que ver en su muerte, pero para Louis B.Mayer, presidente de la Metro y fiel conservador de los ideales y los valores norteamericanos, era mejor un suicidio por impotencia que una bigamia o una víctima de la locura que chantajeaba a uno de sus productores estrella. Tras la muerte de Paul Bern, hubo más noticias que 'ocultar'. Unos días más tarde, la propia Dorothy Millet también acabó quitándose la vida saltando desde una embarcación. Quizá se sentía culpable por el chantaje al que había sometido a su marido.

placeholder Jean Harlow en una imagen de archivo.
Jean Harlow en una imagen de archivo.

Los vigilantes de la moral, que ya perseguían las películas de Jean Harlow por su imagen de rubia amoral y desprejuiciada, cargaron de nuevo contra ella. En su cabeza, ella era la gran culpable de la tragedia, la mujer que había llevado al suicidio a su marido. Si el estudio pretendía protegerla fingiendo las razones de aquella muerte, había conseguido justo lo contrario. Aquel caso fue insólito en Hollywood. En lugar de verse perjudicada por el escándalo, la popularidad de Jean Harlow creció hasta la estratosfera, convirtiendo a su siguiente película, 'Tierra de pasión', en un enorme éxito de taquilla. Era la primera vez, en el mundo de la prensa amarilla, que una mala noticia beneficiaba, de forma paradójica, a una actriz. Sin embargo, los triunfos no duraron demasiado para la estrella rubia, que en 1937, con apenas 26 años falleció a causa de una infección renal, convirtiéndose en uno de los mayores mitos que ha conocido la ciudad de las estrellas.

placeholder Una imagen de la casa donde vivieron Bern y Harlow. (Pinterest)
Una imagen de la casa donde vivieron Bern y Harlow. (Pinterest)

La casa donde vivieron Bern y Harlow, hoy intacta y conservada por otras personas, es un nido de fantasmas, ya que por allí también pasó, poco antes de fallecer, la malograda Sharon Tate antes de ser asesinada por Charles Manson. Otra razón más para considerarla una mansión maldita. Los escalofríos aún recorren esos pasillos en los que la tragedia se cebó con un matrimonio insólito que después se convertiría en cliché: el del atribulado y envejecido productor y la explosiva rubia.

Fue un 4 de septiembre de hace 85 años. El sol de California reinaba como cualquier jornada de finales de verano sobre las mansiones de Beverly Hills. Sin embargo, aquel día la tragedia escandalizaría a la ciudad del cine. El mayordomo de Paul Bern, marido de Jean Harlow y uno de los productores más significativos del Hollywood dorado, se lo encontraba muerto en su habitación. Tenía un tiro en la cabeza y yacía semidesnudo sobre la impoluta alfombra ahora manchada de sangre.

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