Wellaging o todas las claves médicas de cómo envejecer bien

Quitarse años está pasando a mejor vida, ahora somos más de llevar bien la edad. En vez de luchar, aceptar y mejorar. Querer aparentar una década menos tiene más que ver con resistirse a que el tiempo pase, y esto conecta más con hace unos años, en los que el término clave era el antiaging. Hoy hemos dado paso al wellaging, un concepto mucho más amable que practican celebrities como Julia Roberts, Michelle Pfeiffer o Sandra Bullock. Pero, ojo, porque no se trata de abandonar los retoques, sino de centrarse en aquellos que mejoran, no los que transforman. Así que el foco ya no está en desafiar al reloj, sino en buscar nuestra mejor versión a un nivel holístico. Es, como dice la Dra. Natalia Ribé, médico estético con consulta en Beldon Medical, el arte de la prevención. “Actuar hoy para recoger los frutos mañana y hacerlo de forma 360º, es decir que el cultivo preventivo debe ir enfocado a lo físico, pero también a lo emocional y social”, explica.

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La Dra. Mª Angeles Raya León, experta de los laboratorios IBSA Derma Ibérica, cree que el objetivo del wellaging es aportar los cuidados necesarios para sentirnos bien en una nueva etapa de nuestra vida en la que empiezan a aparecer los signos del envejecimiento debido a los cambios hormonales, a la pérdida de colágeno y de ácido hialurónico en nuestra piel: “Se consigue mediante dieta, ejercicio, hábitos saludables y los cuidados cutáneos apropiados”.

Primero, una buena piel

Si antes la paciente iba a quitarse las arrugas o 'estirarse' un poco, ahora va porque quiere verse la piel mejor: más luminosa, jugosa e hidratada. Y es que este es el primer paso también para difuminar líneas de expresión y tener mejor tono. Como explica la Dra. Raya León, “no les molesta tanto tener algunas arruguitas como el sufrir una piel apagada, deshidratada y triste, y eso lo hacemos muy bien desde la medicina estética. No podemos dejar de lado la autopercepción del paciente, que afecta directamente a su autoestima”. Los mimos empiezan de dentro afuera y no al revés: cuidando los hábitos de vida, con una buena rutina de cuidados faciales en casa con productos de calidad (no vale cualquier crema) y buenos tratamientos de medicina estética”.

Estos, según la experta, son los que tratan las manchas y mejoran la calidad de la piel: láser, radiofrecuencia fraccionada con microneedling, inflitraciones de ácido hialurónico para tratar la laxitud y conseguir una bio-reestructuración y bio-regeneración, y aquí es importante la calidad; “el ácido hialurónico tiene que ser muy bueno y ultrapuro, como los complejos híbridos de IBSA Derma, que nos ayudan a mantener la elasticidad, hidratación y aspecto saludable y joven”, y por último los inductores de colágeno para mejorar la firmeza y consistencia.

Por su parte, la Dra. Natalia Ribé destaca aquellos que suavizan arrugas, como los neuromoduladores y el ácido hialurónico, los tratamientos dirigidos a combatir la flacidez (como la terapia inductora de colágeno), aquellos que minimizan las manchas (los peelings médicos o la aparatología láser y luz pulsada) y las revitalizaciones mediante inyección de vitaminas y ácido hialurónico para una piel más hidratada y luminosa. Luego, en cabina, la especialista recalca aquellos encargados de hidratar y oxigenar.

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Cirugía sí, pero sin transformar

El objetivo, en definitiva, es la armonía, pero esto no deja fuera de juego necesariamente a la cirugía plástica. Sí, el bisturí es invasivo, mientras que los procedimientos de dermatología estética lo son de una forma mínima, pero también puede entrar en la filosofía wellaging y hacernos sentir mejor, añade la Dra. Ribé: “Si bien es cierto que la prevención, el autocuidado holístico y la aceptación del paso del tiempo son clave para un estilo de vida saludable y el bienestar emocional, no menospreciemos las virtudes de la cirugía, que puede contribuir a una buena autoestima en algunos casos concretos en los que la medicina estética no alcanza”.

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Está de acuerdo la Dra. Raya León: “Hay intervenciones quirúrgicas mínimamente invasivas que dan un aspecto rejuvenecido al paciente sin llegar a modificar sus rasgos ni fisionomía, por ejemplo, una bleflaroplastia bien realizada. Afortunadamente cada vez se busca más la naturalidad y las técnicas tanto quirúrgicas como no quirúrgicas han evolucionado mucho, dejando un poco en el pasado todos esos rostros iguales y exagerados”, termina.