El álbum de fotos más personal de León XIV: del posado con sus hermanos a su vídeo cantando

"Habemus Papam", pronunció el cardenal francés Dominique Mamberti en torno a las 19.14 de la tarde desde la logia de la Basílica de San Pedro. Minutos después, era el señor Robert Francis Prevost quien hacía su aparición estelar con el nombre de León XIV. Muchos eran los fieles allí congregados que no reconocieron en primer lugar al nuevo pontífice, un total desconocido que no rondaba entre los primeros nombres en las encuestas como Parolin o Tagle.

Eran los periodistas peruanos quien, junto a los estadounidenses, celebraban con júbilo su elección. “Más peruano que la papa”, explicaban en RPP noticias. Nació en EE. UU. en el seno de una familia de origen inmigrante. Por un lado, su padre, Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y su madre, Mildred Martínez, de ascendencia española. No es hijo único, ya que tiene dos hermanos, Louis Martín y John Joseph, con los que se crio en el suburbio de Dolton, en el sur de Chicago.

Ha sido uno de ellos, John, quien concedió una entrevista a las horas de la elección de su hermano como Papa. “De niño jugaba al sacerdote y la tabla de planchar era el altar”, explicó Prevost a ABC News. Desde que comenzó sus estudios en el Seminario Menor de los Padres Agustinos, abandonó el hogar familiar para luchar por su deseo de ser sacerdote.

En una fotografía familiar que John compartió, se veía a los hermanos de niños, con Robert, de unos 3 o 4 años, posando en fila. A causa de sus estudios de secundaria en el Seminario Menor de los Padres Agustinos, Prevost dejó el domicilio familiar, conservando un vínculo cercano aunque distante. Se llaman al menos una vez por semana, aunque entienden que tras su nombramiento, la relación se pueda enfriar. “Sospecho que no hablaremos tanto, pero ¿quién sabe? Es decir, él es el Papa… puede hacer lo que quiera, más o menos”, relató Louis a My Sun Coast.

Además, ingresó en la universidad de Villanova, Pennsylvania, donde se licenció en Matemáticas y estudió Filosofía en 1977. Sin embargo, el capítulo más importante en la vida de León XIV fue cuando aceptó la misión agustiniana de Chulucanas, en Perú. Un país que le cautivó hasta el punto de que vivió allí durante casi dos cuatro décadas, aunque con alguna interrupción. “Un saludo a todos aquellos, de modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo”, precisó en Español.

Muchos fieles que le conocieron en su etapa como obispo de Chiclayo, al que llego al cargo por el papa Francisco tras nacionalizarse peruano, han compartido varias imágenes de León XIV en el país latinoamericano. Por un lado, junto a su compañero en la diócesis, el padre Alonso, con quien celebró su aniversario de ingreso con una gran tarta, o en su propio cumpleaños. Por otro lado, imágenes más divertidas con en alguno de los actos festivos o jornadas a caballo.

“Él era de la opinión de que había que acercar la iglesia a los fieles”, explicó Pérez Guadalupe, ministro del Interior peruano, a BBC. Por ende, no era de extrañar su buena sintonía con los curiosos que, durante su obispado, le invitaban a grandes celebraciones, como en Navidad. De ahí salió también su desconocida vena como cantante, en la que un año aprovechó para aventurarse con el micrófono para cantar un tradicional villancico.

Durante su labor en la orden de San Agustín, también viajó a nuestro país. Visitó en 2006 Madrid para la clausura de los Jubileos Agustinianos en la iglesia de Santa Rita. Volvió cuatro años más tarde, donde realizó un recorrido por el colegio San Agustín, cerca del Santiago Bernabéu. Aunque también ha celebrado misa en Ávila, Oropesa (Toledo) o Valladolid, entre otros puntos de nuestro país en los que ha estado.

Una faceta de León XIV hasta ahora desconocida que alumbra un poco más su personalidad. “Solíamos molestarlo todo el tiempo: ‘Algún día serás Papa’. Los vecinos decían lo mismo. Sesenta años después, aquí estamos”, explicó Louis Prevost, quien, incluso conociéndole, no pudo evitar la sorpresa al conocer que su hermano se convertía en el Papa número 267 de la historia.