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Éxito y caída de Studio 54: el desenfreno vip sin precedentes que se pasó de la raya
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45 AÑOS DEL TEMPLO PROHIBIDO

Éxito y caída de Studio 54: el desenfreno vip sin precedentes que se pasó de la raya

Acceder a su interior suponía entrar en un mundo donde todo era posible, donde todo parecía estar permitido y donde anónimos y famosos eran tratados por igual

Foto: Una imagen del documental 'Studio 54'. (Filmin)
Una imagen del documental 'Studio 54'. (Filmin)

Hay muchos clubs nocturnos en grandes ciudades que gozan de gran prestigio y fama. Pero si existe uno que sobresale por encima de todos ellos y que ha logrado ser el lugar más mítico y conocido del mundo de la noche, ese es Studio 54.

La definición de fiesta se quedaba en eufemismo si se trataba de describir lo que ocurría en los años 70 dentro de este templo de la diversión sin límites que logró reunir en su pista de baile, en sus sofás de terciopelo y en sus sótanos a las celebridades más importantes del momento.

Foto: Los vestidos de noche más ideales. Bershka (Cortesía)

Studio 54 abrió sus puertas en Nueva York un 26 de abril de hace 45 años, en 1977. Un viejo teatro reconvertido en antiguo estudio de televisión de la CBS en la calle 54 Oeste (entre Broadway y la Octava Avenida) fue el espacio en el que la reconocida relaciones públicas Carmen D’Alessio vio, por aquel entonces, unas increíbles posibilidades para crear allí el local nocturno más atrayente de la ciudad. No tardó en convencer a Steve Rubell, empresario, y al amigo y socio de este, Ian Shrager, para que alquilasen el espacio. Ambos se convirtieron en copropietarios de lo que luego fue Studio 54.

placeholder Andy Warhol y Jerry Hall, con unos amigos en Studio 54. (Cordon Press)
Andy Warhol y Jerry Hall, con unos amigos en Studio 54. (Cordon Press)

Aseguran las crónicas del momento que el tráfico paralizó las calles y que una multitud de personas se agolpó a sus puertas, deseosas de entrar, el día de su inauguración. Acceder a su interior suponía entrar en un mundo donde todo era posible, donde todo parecía estar permitido. El auge de la música disco y la libertad sexual previa a la aparición del sida bullían en aquel momento. Studio 54 ofrecía, con sus espectáculos y sus increíbles fiestas, la atmósfera ideal para satisfacer todos los placeres carnales y sensoriales que a uno le pudiera apetecer cuando el sol caía y se despojaba de su uniforme de trabajo.

Una luna esnifando cocaína en una cuchara era el logotipo que presidía la sala y que parecía observar todo lo que allí sucedía. El sexo desinhibido, la droga, el alcohol y el baile formaban parte del ambiente, como unos personajes más entre los cientos que por allí deambulaban, cada cual más extravagante que el otro. Anónimos y famosos se codeaban sin complejos, sin pudor, sin nada que esconder. Todos participaban por igual de fiestas bacanales, de una gran performance de lentejuelas, plumas y colorido, de un desenfreno en el que el paso del tiempo parecía no existir ni se le esperaba.

placeholder Una fiesta privada en Studio 54. (Getty)
Una fiesta privada en Studio 54. (Getty)

En la pista de baile podías encontrar a Michael Jackson o a una pequeña Drew Barrymore. Rostros tan populares como el de John Travolta, Arnold Schwarzenegger, Liza Minelli, John Lennon y Yoko Ono, Liz Taylor, Robert Redford, Mick Jagger y Bianca Jagger, Diana Ross, Madonna, Jacqueline Bisset, Barbra Streisand, Yves Saint Laurent, Jackie Kennedy, Sylvester Stallone, Andy Warhol, Calvin Klein, Grace Jones, Donna Summers, Salvador Dalí, Cher o Donald Trump, entre muchísimos otros, se divirtieron allí.

Personajes anónimos que se convirtieron en míticos de Studio 54

Varios personajes anónimos lograron labrarse su propia fama dentro del local. La gente que hacía cola en la calle, con la esperanza de que se les permitiera acceder a Studio 54, no solo quería pasar una noche de fiesta entre celebridades, sino también conocer y ver en vivo y en directo a estos otros personajes que, anónimos como ellos, se habían convertido en imprescindibles del local y en toda una institución dentro del alocado mundo de Studio 54.

placeholder Elisabeth Taylor, en Studio 54. (Cordon Press)
Elisabeth Taylor, en Studio 54. (Cordon Press)

Marc Bennecke, el portero de la discoteca, pasó a ser una de las personas con más poder de la noche neoyorquina. Él decidía quién entraba a local y quién no y era frecuente que recibiera todo tipo de ofertas, regalos y proposiciones.

Uno de los copropietarios del local, Steve Rubell, también se convirtió en un legendario del mundo de la noche. Era habitual verle asomándose al exterior de la sala y paseándose por la calle seleccionando de entre la fila de personas que esperaban para entrar a aquellas que le llamaban la atención y que le gustaban para el ambiente que buscaba esa noche. Aseguran que ser guapo y vestir de manera llamativa eran dos requisitos imprescindibles para que Rubell diera su bendición. “La puerta es una verdadera dictadura y la pista de baile, una democracia”, llegó a decir Andy Warhol, ya que una vez dentro, todos, famosos y anónimos, eran tratados por igual.

placeholder Liza Minnelli, en Studio 54. (Cordon Press)
Liza Minnelli, en Studio 54. (Cordon Press)

Disco Sally fue otra mítica de Studio 54. Era una mujer de unos 70 años que había sido abogada. A pesar de su avanzada edad, comenzó a salir por las noches tras divorciarse. Aseguraban los presentes que no paraba de bailar desde que llegaba hasta que las puertas de Studio 54 cerraban y que actores de renombre llegaron a hacer cola para bailar con ella y poder decir luego: “Yo he bailado con Disco Sally”. El mito de esta mujer creció ante los rumores que aseguraron, hasta hoy, que Disco Sally murió bailando en la pista de Studio 54.

Otro personaje con el que te podías cruzar era Rollerina, un hombre que se desplazaba en patines y que vestía como un hada. Decían los que lo conocían que de día era un importante financiero de Wall Street.

placeholder Andy Warhol, charlando con amigos en Studio 54. (Getty)
Andy Warhol, charlando con amigos en Studio 54. (Getty)

Momentos más recordados

Fueron muchas las noches míticas que se vivieron en Studio 54. Una de las más recordadas fue aquella en la que se celebró el 30º cumpleaños de Bianca Jagger, la entonces esposa del cantante Mick Jagger. La actriz nicaragüense accedió a la sala a lomos de un caballo blanco. El hecho de que esto ocurriera tan solo un día después de la inauguración de la discoteca hizo que la anécdota corriera como la pólvora y diera renombre al local en tiempo record.

En otra ocasión, Valentino ejerció de domador de circo. Lo hizo con animales vivos. Por su parte, Armani fue homenajeado una noche con un ballet de drag queens.

placeholder Una Drag Queen, en Studio 54. (Getty)
Una Drag Queen, en Studio 54. (Getty)

El fin

En 1979, Rubell y Schrager fueron detenidos por evasión de impuestos por valor de aproximadamente 2.5 millones de dólares.

Durante una redada en el local, la policía neoyorkina encontró bolsas con dinero y cocaína escondidas entre las paredes del club y en los sótanos del mismo.

La fiesta de clausura de Studio 54 tuvo lugar en febrero de 1980 y fue llamada 'El final de la Gomorra moderna'. Diana Ross fue la encargada de ofrecer el show final de la discoteca y dicen que Sylvester Stallone fue la persona a la que se le sirvió la última copa.

Hay muchos clubs nocturnos en grandes ciudades que gozan de gran prestigio y fama. Pero si existe uno que sobresale por encima de todos ellos y que ha logrado ser el lugar más mítico y conocido del mundo de la noche, ese es Studio 54.

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