Tiempo de zuecos, ¿te atreves a llevarlos? Los modelos que vas a querer comprar
La tendencia apunta hacia una dirección, la de este calzado de suela de madera y aires campestres del que siempre habíamos tratado de huir… Hasta ahora
Cada temporada hay una tendencia que da la campanada. Una con la que no habíamos contado y con su llegada trastoca todos nuestros planes. En este caso, la gran sorpresa de la primavera han sido los zuecos. Los mismos que utilizaban los granjeros holandeses en el siglo XIX cuyo característico repiqueteo de la madera de las suelas contra el suelo que producen al caminar se escucha cada vez más fuerte. No esperábamos que fueran a regresar y eso que todos los indicios así lo apuntaban. El auge de lo que se ha acordado en llamar cottagecore, que no es más una manera de entregarnos a la vida slow en plena armonía con la naturaleza como si viviéramos encerrados en un cuadro pastoril con todo lo que eso significa, era el primer aviso.
Hay por tanto quien achaca el regreso del zueco a la falta de vida exterior que tuvimos en el 2020 y en cómo pretendemos recuperar a través de ellos la esencia de ese tiempo perdido. También está quien lo ve como una prueba más de que la estética boho que hicieron suya Sienna Miller, Kate Moss y compañía hace más de un lustro pretende regresar a nuestro armario; e incluso está quien lo simplifica en el reflejo de cómo la moda que reinaba en la década de los 70 ha vuelto a estar de actualidad con los pantalones flare, los tops de crochet y múltiples elementos más, de los que también se podría culpabilizar en parte a series de televisión como ‘Halston’. Lo cierto es que ninguna de estas teorías es la correcta porque todas ellas lo son en mayor o menor medida.
Lo que está claro es que la comodidad es la que se continúa priorizando por encima de todo. ¿Y esto en qué se traduce? En bajarse de los tacones -si es que aún queda alguien subido a ellos- y en darles un respiro a las zapatillas que tan trilladas tenemos por culpa de la corriente de los últimos años. Toca cambiar de escenario, dejar el asfalto para abrazar el campo con todas nuestras fuerzas y una genial manera de hacerlo simbólicamente es con este ruidoso calzado de origen humilde.
Espíritu folk
Hermès ha sido una de las firmas que más fuerte ha apostado por el zueco y ya son muchas las insiders que se han rendido ante ellos -Marta Ortega, por ejemplo, acudió a la hípica hace unos días calzada con un par de la prestigiosa casa francesa para acompañar un vestido tipo túnica de la línea SRPLS Zara- pero también JW Anderson, Stella McCartney, Bottega Veneta y Givenchy han sacado sus propias versiones de este calzado rígido que beben de la estética pastoril. No vamos a engañarte, ninguna de ella es fácil de llevar, pero sí que resulta atractivo ese aire folk que aportan en cualquier situación.
Aunque si hablamos de distintas versiones de los zuecos no podemos evitar hablar de los de Crocs, esos aparentemente ortopédicos que cuentan con numerosos detractores pero también una fiel legión de seguidores. Mucho más flexibles y cómodos que estos zapatos tradicionalmente fabricados en madera, la última prueba de su éxito nos la dejó el lanzamiento de la colección que el sello Drew House de Justin Bieber creó para la marca hace unos meses que fue un visto y no visto. Es más, hasta la propia Victoria Beckham, antítesis de esta moda, ha tenido recientemente sus dudas al respecto. Todo ocurrió cuando el cantante le envió un par de zapatos de su línea en color lila a modo de obsequio y ella planteó a sus seguidores vía stories de Instagram una encuesta para ver si la animaban o no a lucirlos. El debate estuvo reñido, pero finalmente un 43% de los fans de la ex Spice Girl votó que sí frente al 57% que determinó tajantemente que no. “Bueno, estuvo cerca”, escribió la diseñadora al ver el resultado final del sondeo, quien prosiguió con una frase que bien podríamos tomar como conclusión sobre la reacción que muchas de quienes estén leyendo esto tendrán sobre esta tendencia: “Creo que preferiría morir, pero gracias de todos modos”.
¿Vamos de compras?
Cómo llevar unos zuecos, con todo, desde vestidos boho, pantalones vaqueros, shorts, cualquier prenda se puede combinar con este calzado. Aquí te pasamos algunas propuestas:
Zuecos de Unisa
Fabricado en piel con detalle de monograma en la pala y tacón ancho efecto madera. Precio: 99,90 euros.
Zuecos de Alohas
Ancho de punta redonda destalonado adornado con una cadena maxi de eslabones en la parte delantera. Precio: 119 euros.
Zuecos de Zara
De piel con suela de madera con tachuelas. Precio: 79,95 euros.
Zuecos de Basalt
De la marca francesa Youyou con curtido artesanal y vegetal de forma eco-responsable. Precio: 170 euros.
Zuecos de Pedro Miralles
Destalonado de piel de serraje de diseño trenzado en la pala y una hebilla decorativa. Precio: 110 euros.
Zuecos de Tuilus
Clásico de piel con planta acolchada efecto gel y horma cómoda en color negro. Precio: 84,15 euros.
Zuecos de Jonak
De piel negros con tachuelas. Precio: 95 euros.
Zuecos de Swedish Hasbeens
Color canela de piel y suela en madera clara. Precio: 200 euros.
Zuecos de Chanel
De piel de ternera en color beis. Precio: 850 euros.
Zuecos de Veronica Beard
En color granate con detalles de tachuela. Precio: 183,95 euros.
Zuecos de Birkenstock
Una versión diferente es esta en color blanco de los zuecos veganos de poliuretano. Precio: 65 euros.
Zuecos de Uterqüe
De piel en color negro con eslabones dorados. Precio: 119 euros.
Cada temporada hay una tendencia que da la campanada. Una con la que no habíamos contado y con su llegada trastoca todos nuestros planes. En este caso, la gran sorpresa de la primavera han sido los zuecos. Los mismos que utilizaban los granjeros holandeses en el siglo XIX cuyo característico repiqueteo de la madera de las suelas contra el suelo que producen al caminar se escucha cada vez más fuerte. No esperábamos que fueran a regresar y eso que todos los indicios así lo apuntaban. El auge de lo que se ha acordado en llamar cottagecore, que no es más una manera de entregarnos a la vida slow en plena armonía con la naturaleza como si viviéramos encerrados en un cuadro pastoril con todo lo que eso significa, era el primer aviso.