Fernández Tapias borra a sus hijos de su vida un año después del juicio: "La traición le resultó muy dura"

El próximo 2 de marzo se cumple un año de la presencia de Fernando Fernández Tapias en el Juzgado de Primera Instancia número 65 de Madrid. La comparecencia nada tenía que ver con su calidad de empresario, sino con una cuestión muy dolorosa y afectiva. Cinco de sus hijos, Fernando, Iñigo, Borja, Sandra y Juan Carlos, habían presentado contra él una demanda de incapacitación. El motivo del enfrentamiento judicial era demostrar que el padre no tenía capacidad para gestionar sus empresas.

La historia se remontaba a tiempo atrás, cuando el vicepresidente del Real Madrid decidió revocar todos los poderes y representación de las diversas empresas a los hijos que había tenido con Victoria Riva y Juana García-Courel, sus dos mujeres anteriores a la esposa actual, Nuria González. Para desmontar la demanda acudieron al juzgado el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez; Lalo Azcona, dueño de la agencia de comunicación Estudio de Comunicación, y Juan Palacios, presidente del grupo Munreco, propietario de Viceroy.

Los tres demostraron que Tapias, de 82 años, en aquellas fechas se encontraba en perfectas facultades mentales e intelectuales. Dos meses y medio después, el juez dictó sentencia en los mismos términos que los testigos. No había lugar para la petición de los hijos. A partir de esa fecha, el empresario no ha querido saber nada de estos descendientes y así lo explican fuentes cercanas a Vanitatis, que aseguran que el que fuera presidente de CEIM entre 1985 y 2002 se encuentra en la actualidad perfecto de salud.

Habla su círculo íntimo

“Tiene 83 años y ahora lleva una vida más tranquila. Vive en su chalet de Puerta de Hierro con sus hijos Iván y Alma. Sale menos y prefiere reunir a sus amigos en su casa para ver el fútbol o simplemente para almorzar o cenar. Le gusta que sus hijos lleven amigos a casa y Nuria está pendiente de que todo esté en orden. Nunca se ha metido en la relación con los hijos insubordinados (o traidores, como les definió el padre) e incluso durante mucho tiempo era ella la que favorecía la unión filial”.

Tapias estuvo regular hace tres años, cuando ingresó en la clínica Cemtro. Se recuperó y siguió trabajando. “Está como una rosa y muy bien cuidado por Nuria, que no le deja ni a sol ni a sombra”, nos cuentan.

Añaden que desde que interpusieron la demanda, Fernández Tapias no ha querido saber nada de ellos. “Para él fue muy duro tener que ir a un juzgado para demostrar que su salud mental era perfecta. Y más aún que sus amigos tuvieran que ir para testificar en ese sentido. Fue una vergüenza social que no está dispuesto a perdonar. Fernando es un hombre generoso y a sus hijos les ha dado todo lo que le han pedido y necesitado. Por eso, la traición le resultó muy dura, sobre todo la de la hija Sandra”.

Era su secretaria personal, con la que pasaba más tiempo, la que acudía a diario a la oficina y la que tenía más conocimiento de todo lo que concernía a los negocios de su padre: “Es la que tiene más carácter. Muchas veces se encargaba de llevar los documentos al chalet de Puerta de Hierro para que Fernández Tapias los firmara. Fernando confiaba totalmente en la hija y, por eso, la mayoría de las veces ni tan siquiera leía lo que le presentaba”.

Sorpresa

De ahí la sorpresa de directivos y empleados de la empresa al enterarse de la demanda que ella y sus tres hermanos habían interpuesto. Y más en su caso, ya que la tenían por la mano derecha del padre.

El propio empresario en una entrevista en 2007 en Televigo, seguramente sin poder imaginar que llegaría a enfrentarse con sus hijos en un juzgado, decía: “Los hijos son tu sangre y es verdad que tiran mucho, pero te salen como te salen. Lo único que se puede elegir en la vida son tus amigos y tu mujer”.