Así lavan sus zapatillas los profesionales: el truco definitivo para dejarlas como nuevas (sin estropearlas)

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Son cómodas, estilosas y se adaptan a casi cualquier look. Pero las zapatillas de lona, aunque versátiles, también son imanes para el polvo, el barro y las manchas. Con la llegada del buen tiempo, muchas vuelven al primer plano del armario… y con ellas, la eterna duda: ¿se pueden meter en la lavadora sin cargárselas?

La respuesta es sí, pero hay que hacerlo con cabeza. Así lo explica un artículo de 'Europa Press' basado en recomendaciones de expertos como Siemens. Antes de nada, hay que preparar el terreno.

Prepararlas antes es clave

Quitar la suciedad superficial —como tierra o restos de césped— es clave, no solo para lograr una limpieza más eficaz, sino también para evitar que los filtros de la lavadora se obstruyan. Después, se deben sacar cordones y plantillas, que se lavan mejor por separado y evitan dañar el tambor.

Otro detalle importante es meterlas en una bolsa de lavado para prendas delicadas, una especie de escudo protector que evitará golpes durante el centrifugado. Y en cuanto al detergente, nada de polvo: lo mejor es usar detergente líquido, ya que no deja manchas blancas y se disuelve mejor en ciclos suaves.

El programa importa (y mucho)

La clave del éxito está en el programa de lavado. Los profesionales recomiendan uno delicado y corto, con agua fría o tibia y un centrifugado suave. Así se evita que el tejido se deforme y las zapatillas conserven su estructura.

Si el modelo tiene partes de cuero o materiales sintéticos sensibles, es mejor no arriesgarse y optar por una limpieza manual. ¿Y los cordones? Se pueden lavar con un programa más intenso, como si fueran prendas pequeñas. Eso sí, siempre dentro de una malla y, si están muy sucios, conviene cepillarlos previamente con un cepillo de dientes viejo o uno de ropa.

Secar sin prisas y sin calor directo

Para el secado, hay que tener paciencia. Lo ideal es dejarlas secar al aire, colocadas en horizontal y lejos del sol directo o fuentes de calor como los radiadores. Algunas secadoras incorporan cestos especiales para zapatillas, que permiten un secado sin golpes ni deformaciones.

El último consejo es claro: “mejor prevenir que frotar”. Es preferible cepillarlas con frecuencia y evitar lavados excesivos. Una o dos veces al año suele ser suficiente para mantenerlas impecables, libres de malos olores y con ese aspecto de recién salidas de la caja.