La historia de la tiara de diamantes que escogió la primera mujer afroamericana para unirse a la realeza europea hace 25 años
Angela de Liechtenstein fue la primera mujer de ascendencia africana que formó parte de la realeza europea. Celebra hoy sus bodas de plata con el príncipe Maximiliano
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fcef%2Faf5%2F15c%2Fcefaf515cc8ae642761be09d67702a08.jpg)
Maximiliano de Liechtenstein rompió moldes en el Gotha al casarse con Angela Gisela Brown, convirtiéndola en la primera mujer afroamericana que se unía a la realeza europea. La pareja se dio dos veces el 'sí quiero', primero por lo civil en Vaduz y más tarde en Nueva York, en una ceremonia religiosa de la que hoy se cumplen 25 años. Un día en el que destacaron dos detalles: el vestido de la novia y la tiara de diamantes que escogió la nueva princesa.
El vestido destacó porque había sido un diseño que la propia Angela había creado para ella. Un modelo de líneas muy sencillas y escote barco que revivió 18 años después. No solo tenía muchas similitudes con el que eligió Meghan Markle para su boda con el príncipe Harry, sino que enseguida muchos vieron en esta panañema un claro antecedente para la exactriz, por sus orígenes y sus características étnicas.
Y claro, como todas las que pasan a ser integrantes de la realeza por matrimonio, Angela Gisela Brown también debutó con tiara en la ceremonia religiosa, celebrada en la iglesia de San Vicente Ferrer. Suele ser uno de los elementos más distintivos de los joyeros reales y muchas de ellas tienen historias muy curiosas, desde las que se compran las propias princesas hasta las que permanecen en el olvido durante más de 60 años.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F007%2Fdca%2F98c%2F007dca98ce762713a8062fd4b5be20ed.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F007%2Fdca%2F98c%2F007dca98ce762713a8062fd4b5be20ed.jpg)
En el caso de Angela, eligió -o le hicieron elegir- la tiara Kinsky, una pieza que en su origen no pertenecía al joyero de la familia real de Liechtenstein, como es habitual, sino a la familia Kinsky, de la que procedía la princesa Marie, la esposa del actual soberano, Hans Adam, que fallecía en 2021.
Compuesta por madreselvas de diamantes engastadas en oro y plata, también se puede usar como collar. Y para conocer su historia hay que adentrarse en la de las antiguas familias reales alemanas y en unos nombres que nos suenan bastante poco. Fue regalada por el príncipe Ferdinand Bonaventura Kinsky, séptimo príncipe Kinsky de Wchinitz y Tettau, a su esposa, la princesa María de Liechtenstein, durante su matrimonio, en la segunda mitad del siglo XIX.
A pesar de esta unión, la tiara se quedó en la familia Kinsky, no en la de Liechtenstein. Fue fotografiada por primera vez hacia 1930, coronando un look de gala de la princesa Mathilde de Kinsky. La familia perdió gran parte de su riquesa y su patrimonio tras la segunda guerra mundial, pero pudo conservar esta pieza hasta al menos la década de 1980, ya que a principios de los 90 apareció a la venta en la famosa casa de subastas Sotheby´s de Ginebra.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F778%2F4e9%2Fa67%2F7784e9a67c8cce3f3050a143e03ef6f9.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F778%2F4e9%2Fa67%2F7784e9a67c8cce3f3050a143e03ef6f9.jpg)
En ese momento, fue adquirida por el príncipe Hans Adam de Liechtenstein, casado con Marie, la bisnieta de su primera propietaria, cerrando así un curioso círculo y dejando esta tiara en su destino más natural. La naturaleza de la monarquía de este pequeño país europeo hace que estas preciadas diademas no se saquen tan habitualmente como en otros países, pero sí la hemos visto de cuando en cuanto.
Su propietaria original, la princesa Marie, la lució para el baile de bodas de su hijo mayor, Alois, y su prometida, Sophie de Baviera. También fue la que escogió su hija, Tatiana, para su boda con el barón Philipp von Lattrof en la catedral de Vaduz, en 1999. Y un año después era la princesa Angela la que la lucía el día de su enlace, hace justo 25 años.
No era una boda cualquiera, al menos en lo tocante a familias reales. Como decíamos, esta unión pasó a la historia al ser Angela Gisela Brown la primera mujer afroamericana en unirse a la realeza europea, abriendo así esos límites metafóricos del antiguo Gotha.
Maximiliano de Liechtenstein rompió moldes en el Gotha al casarse con Angela Gisela Brown, convirtiéndola en la primera mujer afroamericana que se unía a la realeza europea. La pareja se dio dos veces el 'sí quiero', primero por lo civil en Vaduz y más tarde en Nueva York, en una ceremonia religiosa de la que hoy se cumplen 25 años. Un día en el que destacaron dos detalles: el vestido de la novia y la tiara de diamantes que escogió la nueva princesa.