Susanna Griso desvela lo desesperante que fue el proceso para adoptar a su hija

En una persona tan discreta a la hora de abordar sus cuestiones personales que cobran mayor significado sus palabras cuando se trata de narrar una experiencia tan clave en su vida como la adopción de su hija. Esto fue precisamente lo que hizo ayer Susanna Griso en su programa 'Espejo público', donde relató las enormes dificultades a las que tuvo que hacer frente antes de llegar a un momento tan feliz como el de tener a su pequeña en sus brazos.

Dorcette llegó a España en la primavera de 2018 con una exultante Susanna Griso, que aparecía en la portada de la revista '¡Hola!' como pocas veces la hemos visto. Atrás quedaban años de incluso angustiosa espera, que ha narrado al mostrar una gran empatía con una mujer que estaba contando en su programa la difícil situación que estaba viviendo porque el pasado mes de febrero le dijeron que podía ir a buscar a su niña en la India, pero el estallido de la pandemia se lo ha impedido al cerrarse las fronteras.

Susanna ha explicado que su proceso también fue muy largo, ocho años, y afectado por numerosas vicisitudes: "Son países con muchas dificultades. Por ejemplo, en mi caso. pillé una guerra civil, muchos cambios de Gobierno, todo eso te va retrasando".

Al despedir la conexión, comentó rodeada de sus compañeros: "Yo entiendo ese sentimiento. Van pasando los meses, los años y dices: por Dios... Es desesperante". No era la primera vez que abordaba esta cuestión, ya lo hizo también en septiembre del año pasado en su programa, donde destacaba las complejidades del proceso: "Hay tantos padres deseosos esperando un niño al que dar un futuro... Hay lista de espera de años para adopciones nacionales. Yo intenté hacer una adopción nacional y me dijeron que ni me lo planteara teniendo hijos biológicos, de ahí que me fuera a una adopción internacional".

Sobre su pequeña también había hablado, emocionada, en una entrevista con 'LOC': "Estoy encantada. Ha sido un regalo y nos estamos adaptando todos. Es una niña muy vital, muy feliz, muy alegre y nos tiene a todos bailando mambo en casa, porque tiene mucha energía y alegría en el cuerpo. Eso también es muy sano y viene muy bien, aunque ahora no tenga descanso. También rejuvenece volver a la vida del parque con madres de 30 años. Está bien. Es una segunda vida".