El viento que perturbó las bucólicas trenzas ladeadas de Chanel y los baby hairs rebeldes (aunque no se pegaron al gloss)
Aunque una de las partes más curiosas de la colección fuera incluir capuchas en sus chaquetas, parece que nadie pensó en utilizarlas para cubrir el cabello de las modelos de Chanel
Hacer un desfile en una azotea es lo que tiene. La mayor proximidad con lo celestial implica exponerse al ir y venir de Céfiro. Puede que por ello el peinado más extendido en el desfile de la colección crucero 2024/25 de Chanel fuera la trenza ladeada.
El MAMO, Centre d’art de la Cité radieuse (centro de arte de la ciudad radiante) en Marsella, abría su última planta y su amplio rooftop para las creaciones de Virginie Viard.
Entre cuellos y collares noventeros que ahora hacen las delicias de Millennials y Generación Z que quieren seguir a la moda, la propuesta de la diseñadora tampoco perdía de vista al público que vendrá, para quienes había salpicado colección y estilismos con referencias a los 2000 (fetiche de la generación Alpha).
El modernismo de que una capucha sobresaliera de la chaqueta no venía solo, desde el plano de la belleza estaba reforzada la trenza baja y a un lado con la que jugabas a ser boho chic como Sienna Miller. Chanel la recupera porque ahora es Y2K.
El rápido ascenso del socorrido peinado allá por 2007 correspondía a dos factores: todo el mundo con pelo más o menos largo sabe hacerse una trenza y es realmente cómodo.
Sobre la pasarela, es difícil precisar si la idea del equipo de peluquería de la Maison -que destaca de sobremanera por crear cabellos muy cuidados, esponjoso, brillantes, que buscan la naturalidad- buscaba una trenza impecable, en la que ningún mechón se liberara y actuara a su libre albedrío (en inglés se refieren a ello como ‘fly away’) o si, precisamente, conscientes del escenario y de climatología jugaron con el viento a su favor. Y nunca mejor dicho.
Las modelos que tenían el cabello largo lucían la trenza ladeada, (aquí lo importante es que no se ha recurrido a postizos para igualar el largo de todas las trenzas, una decisión muy extendida en la pasarela), mientras que aquellas con el cabello más corto parecían ‘peinadas a mano’, como si se hubieran ahuecado el pelo.
Por supuesto, esto no es una opción. Texturizador y fijador en mano, los cabellos cortos estaban peinados en pro de la meteorología. Ni el viento modifica el casual chic, es un hecho. Otro de los recursos era colocar un sombrero de paja y reforzar la estética del desfile.
Pero, volviendo a las trenzas. Una de las modas en los últimos desfiles de Chanel ha sido la de respetar la textura del cabello de cada modelo. De esta forma, si tu cabello tiene una onda poco definida o tiende al encrespamiento, no van a intentar someter a un liso tabla, sino que van a jugar con sus posibilidades. Body positive aplicado al cabello: hair positive.
Así, veíamos algunas trenzas en las que la raya estaba muy marcada en el centro, otras en las que iba a un lado, otras en las que era difícil de trazar su línea. Es decir, eso que un buen peluquero te pregunta “¿dónde te haces la raya?”.
Respecto a los baby hairs, esos pequeños mechones de pelo nuevo que se suelen localizar en las sienes, pero que están por toda la cabeza, y que salen como disparados en busca de humedad, de nuevo se incorporan al peinado.
En algunos casos se aprecia que el viento, efectivamente, ha sacado algunos mechones de la trenza baja, sin embargo, en otros, el cabello nuevo sale electrificado, convirtiéndose en una neblina capilar. El efecto inmediato es dar al look ese filtro de ‘vacaciones’ y lograr que las trenzas del desfile parezcan supernaturales.
Maquillaje galáctico, inclinando la balanza
Los genios capilares de Chanel han elevado a cuotas de deseo irrefrenable esas melenas noventeras con las que identificamos a Claudia Schiffer o Cindy Crawford, voluptuosas, con volumen en la raíz y ondas suntuosas. Ahora comienzan la transición hacia los años 2000, década en la que las capas y las melenas lisas eran lo más ‘it’ y en el mundo del maquillaje se traducía en glosses de labios y sombras metalizadas. De este modo, mientras un jersey desbocado, con un collar de enormes pelas superpuesto, podía gritar “soy una madre cool de los 90”, el maquillaje del desfile cantaba por Britney Spears y Kylie Minogue.
Una sombra metalizada, probablemente líquida para lograr la intensidad del pigmento y el dibujo preciso, se extendía a lo largo del párpado, de forma horizontal. El efecto era el de una mirada gélida, pero sin que la sombra de ojos resultara excesiva.
Un golpe de glitter plateado se depositaba en la almendra de ojos, mientras un tono gris metalizado más difuminado reforzaba el acento para crear ese efecto entre ahumado y rasgado. No es casualidad que todas las paletas de sombras de ojos que están aterrizando en el mercado lleven este tipo de colores… Radar tendencias modo ‘on’.
Por supuesto, tampoco faltaba el gloss en los labios. Brillo intenso pero sin color dejaba los labios húmedos (ni los mechones de pelo se pegaban en ellos) y se alejaba de los terribles gloss en color nude que eran tendencia en la década de los 2010… La moda aún no ha llegado a esa época, de momento 90 y 2000 son trendy, no adelantemos acontecimientos.
Hacer un desfile en una azotea es lo que tiene. La mayor proximidad con lo celestial implica exponerse al ir y venir de Céfiro. Puede que por ello el peinado más extendido en el desfile de la colección crucero 2024/25 de Chanel fuera la trenza ladeada.
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