Este pueblo con castillo y casas colgantes parece sacado de una novela romántica y es ideal para hacerte una escapada este otoño

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• El pueblo con castillo, calles empedradas y misteriosas leyendas que es perfecto para una escapada en el puente de Todos los Santos

En el corazón de la sierra turolense, rodeado de montes, pinares y un aire medieval que se respira en cada rincón, se encuentra Mora de Rubielos, uno de los pueblos más bonitos de Aragón. Con su imponente castillo, sus casas de piedra asomadas a las laderas y su ambiente sereno, parece sacado de una novela romántica. En otoño, cuando el paisaje se tiñe de tonos dorados y rojizos, este destino se convierte en una escapada perfecta para quienes buscan belleza, historia y tranquilidad.

Declarado Conjunto Histórico-Artístico, Mora de Rubielos conserva el encanto de las villas fortificadas que marcaron la Edad Media. Su castillo-palacio, uno de los mejor conservados de Aragón, domina el horizonte y ofrece una de las panorámicas más espectaculares del sur de Teruel.

El castillo de Mora de Rubielos es la gran joya del pueblo. Construido entre los siglos XIII y XV, fue residencia de los Fernández de Heredia, una de las familias más poderosas del Aragón medieval. Sus torres, patios y pasadizos transmiten la grandeza de otra época, y desde su muralla se pueden contemplar vistas espectaculares de la villa y del valle.

El encanto de Mora no termina en su fortaleza. La iglesia colegiata de Santa María, de estilo gótico levantino, y las antiguas casas colgantes que parecen suspendidas sobre la ladera completan una estampa de cuento. Sus calles estrechas, balcones de forja y plazas tranquilas crean un ambiente acogedor, ideal para perderse en un paseo sin rumbo y dejarse llevar por la calma otoñal.

En esta época del año, los alrededores del pueblo ofrecen un espectáculo natural incomparable. Los bosques que rodean Mora de Rubielos se visten de tonos cálidos, y las rutas que serpentean por la comarca de Gúdar-Javalambre se llenan de senderistas y amantes de la fotografía.

El aire puro de la sierra y la quietud de sus paisajes hacen de este destino un refugio ideal para desconectar del ritmo urbano. La gastronomía local es otro de sus grandes atractivos. Los restaurantes del pueblo sirven platos tradicionales de montaña, como guisos, migas o ternasco al horno, acompañados de vinos de la zona.

Para completar la experiencia, nada como alojarse en una de sus casas rurales con chimenea, donde el tiempo parece detenerse. Mora de Rubielos es, sin duda, una joya escondida que combina historia, romanticismo y naturaleza, perfecta para una escapada otoñal con encanto.