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De ruta 'foodie' por Budapest
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De ruta 'foodie' por Budapest

Budapest, una ciudad de estética imponente y animada cocina que evoluciona hasta colocar 4 de sus restaurantes entre los estrellados Michelin, y una oferta foodie, informal y muy interesante

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Budapest es una ciudad de estética imponente que bien podía por méritos propios ser capital del viejo continente. Su Parlamento imperial, altivo y solitario, de corte decimonónico y levantado para dominar un imperio que se demostró y resultó efímero. Budapest es una de las tres ciudades más bellas del viejo continente que compite bien junto a la inigualable elegancia de París, la sofisticación de Viena, o la Roma clásica. Una ciudad cuyos barrios actuales: Buda y Pest compiten reflejando su imagen sobre el poderoso cauce del Danubio que une la altiva y verde Buda con la más abierta e imperial Pest a través de nueve grandes puentes.

Nada como comenzar el día con un buen desayuno en el Café New York, un marco imponente de techos altos y columnas berninianas, que nos recuerda la atmósfera elegante y sofisticada de otras épocas pretéritas. Dos opciones: el desayuno a la carta: zumos, cafés y tés, french toast, huevos y ensaladas, fruta fresca y bollería o; bajar al comedor y disfrutar del bufet más completo de la ciudad.

Desde primera hora de la mañana y a pocos metros del gran río, el interesante Mercado Central de abastos capta la atención de locales y turistas, creando auténticas mareas de gente que rodean los puestos en busca de piezas de fruta y zumos naturales refrescantes, verduras, especias y sus populares pimientos paprika, potenciadores del sabor; embutidos como el rico salami o sus enormes y sabrosas salchichas y delicados foies, en la planta de abajo. Arriba algunas tiendas de recuerdos actúan como anzuelo para atraer turistas hacia el verdadero punto de interés del mercado: sus pequeños restaurantes donde probar y disfrutar de la rica cocina magiar. El guiso por excelencia es el Goulash, a base de ternera y verduras; o las típicas bolas de carne y arroz y suculentos asados de aves acompañados de patatas con salsas de queso.

En la orilla de Pest y junto al río, un aperitivo en Divine, una agradable terraza donde descansar para planificar el resto del día, mientras prueba una copa de buen vino local Tokaji, blanco y seco o vinos de la región del lago Balaton. Tras recorrer las callejuelas sinuosas y ventosas de Buda y visitar el castillo y la iglesia de San Matías, una parada a comer en Speiz, recomendado también por Michelin como restaurante de buena cocina y precios muy contenidos, donde el chef Arpad Kovacks hace cocina húngara con buen producto y presentaciones muy correctas. Una amplísima y cuidada bodega permite disfrutar de buenos vinos locales y aunque la oferta por copas es más limitada, es también una posibilidad interesante. Tarrina de foie, frescas ensaladas de la huerta húngara, pollo en paprika, y delicioso strudel de manzana y nueces servido con un helado muy cremoso.

Para cenar, Tanti, nuestro favorito en la ciudad. Aunque un poco apartado del centro, merece la pena acercarse a una agradable zona residencial de Buda, para encontrar en una esquina de un centro comercial, un sorprendente restaurante de buena cocina húngara, que en apenas medio año desde que abrió, recibió una estrella Michelin. Menú cerrado con cocina de mucha calidad y muy buena relación calidad.-precio. Foie de pato, pasta fresca con queso azul, salchicha casera de cerdo, pulpo y patata dulce. Sabores frescos e ingredientes sabiamente combinados.

Si no tiene la suerte de poder alojarse en el gran hotel Four Seasons, un edificio ubicado en un antiguo palacio de estilo art noveau, al menos acérquese a tomar una copa en su inigualable bar, los precios de las copas no son baratos, pero el ambiente lo merece.

Budapest es una ciudad de estética imponente que bien podía por méritos propios ser capital del viejo continente. Su Parlamento imperial, altivo y solitario, de corte decimonónico y levantado para dominar un imperio que se demostró y resultó efímero. Budapest es una de las tres ciudades más bellas del viejo continente que compite bien junto a la inigualable elegancia de París, la sofisticación de Viena, o la Roma clásica. Una ciudad cuyos barrios actuales: Buda y Pest compiten reflejando su imagen sobre el poderoso cauce del Danubio que une la altiva y verde Buda con la más abierta e imperial Pest a través de nueve grandes puentes.

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