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Los vestidos de novia y las tiaras históricas de las otras bodas de la familia real griega
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LA PRIMERA TRAS UN DIVORCIO

Los vestidos de novia y las tiaras históricas de las otras bodas de la familia real griega

La naturaleza del enlace de Nicolás de Grecia, el lugar y las circunstancias de los novios hacen que se espere una boda de bajo perfil, también en cuanto a estilismos

Foto: Teodora de Grecia y Matthew Kumar, tras su boda en Atenas en septiembre de 2024. (Europa Press/José Ruiz)
Teodora de Grecia y Matthew Kumar, tras su boda en Atenas en septiembre de 2024. (Europa Press/José Ruiz)

La que tiene lugar este viernes en Atenas va a ser muy diferente a las otras bodas de la familia real griega. Es la primera de uno de sus miembros que se celebra después de un divorcio, por lo que será mucho más reducida y con la duda de si veremos los vestidos de novia y las tiaras históricas que sí han lucido otras princesas griegas.

No se ha filtrado la etiqueta, pero sí que será una reunión íntima. Se habla de unos 100 invitados, una cantidad que quizá no nos puede parecer precisamente reducida, pero sí lo es si tenemos en cuenta, primero, que se trata de una familia real; segundo, lo multitudinaria que fue la primera boda de Nicolás, en la que hubo representación prácticamente de todo el Gotha.

Por la naturaleza del enlace, que será por el rito ortodoxo, el lugar, el pequeño templo ateniense de San Nicolás Ragavas y las circunstancias de los novios, se da por hecho que será una celebración de bajo perfil, también en cuanto a estilismos. Sí se sabe quién será el diseñador elegido por Chrysi Vardinoyannis, la prometida de Nicolás de Grecia. Se ha decantado por Christos Costarellos, un diseñador de ascendencia griega por el que ya han apostado muchas celebrities y royals como Máxima de Holanda.

placeholder Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik, durante una visita al templo de su boda. (Gtres)
Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik, durante una visita al templo de su boda. (Gtres)

De momento, el look de la futura princesa de Grecia es todo un secreto. Lo que es casi seguro es que tendrá poco que ver con los de sus cuatro cuñadas, así como con el de Tatiana Blatnik, la primera mujer del que se convierte este viernes en su marido.

La primera que pasó por el altar fue Marie-Chantal, quien se convirtió en princesa griega por su matrimonio con el príncipe Pablo de Grecia, celebrado en Londres en 1995. La americana tiró de la Alta Costura, ya que encargó su vestido de novia a Valentino, que creó una auténtica obra de arte valorada en un millón de dólares. Presenta cuerpo de encaje con detalles en rejilla y miniflores incrustadas, falda en forma de tulipán cosida en seda de color marfil con bordados de perlas a mano y una larga cola.

Por supuesto, no faltaba un largo velo, de casi cinco metros, que Marie-Chantal sujetó con una de las joyas distintivas de las royals, una tiara. En su caso, eligió la Antique Corsage, una joya que empezó siendo un broche de la reina Victoria de Suecia (nacida de Baden) y que acabó en manos de Ingrid de Dinamarca. Ella la convirtió en tiara y se la regaló a por su mayoría de edad a su hija pequeña, Ana María, quien la introdujo en el joyero de los Grecia al casarse con Constantino.

placeholder Pablo de Grecia y Marie-Chantal, recién casados. (Getty)
Pablo de Grecia y Marie-Chantal, recién casados. (Getty)

En la misma ciudad se celebraba, cuatro años después, la boda de Alexia de Grecia, la hija mayor de los exiliados reyes helenos. Su diseño fue mucho menos opulento, pero la tiara igual de histórica. El vestido fue creado por la modista personal de Ana María, Inge Sprawson, que apostó por algo muy clásico, con escote de pico y silueta recta.

Alexia continuó con la tradición familiar al casarse portando la tiara Jedive, una joya realizada por Cartier con oro blanco y platino que también escogió la propia Ana María para su boda con Constantino. Fue un regalo a Margarita de Connaught, madre de la reina Ingrid, por parte del jedive de Egipto por su boda con el príncipe heredero de Suecia. La joya pasó a la reina Ingrid y todas sus descendientes se han casado portando esta diadema y el velo de encaje, tambien propiedad de Margarita.

placeholder Alexia de Grecia, con la tiara jedive. (Getty)
Alexia de Grecia, con la tiara jedive. (Getty)

La siguiente en lucir una tiara familiar, debutando con esta pieza en su boda, fue precisamente Tatiana Blatnik, que ha estado más de 14 años en la familia, hasta que se comunicó su divorcio del príncipe Nicolás el pasado abril. Como Marie-Chantal, ella eligió la tiara Antique Corsage, ya que, al no ser descendiente de la reina Ingrid, no podía llevar la misma que sus cuñadas.

Con ella, Tatiana coronó un look que encargó a su compatriota, el venezolano Ángel Sánchez, teniendo así sus orígenes muy presentes en su gran día. El resultado fue un diseño de escote palabra de honor con el cuerpo drapeado y una impresionante falda de diseño evasé confeccionada con 40 metros de chantilly francés, todo ello decorado con delicados bordados y una vistosa cola.

placeholder Nicolás y Tatiana de Grecia, el día de su boda. (Getty)
Nicolás y Tatiana de Grecia, el día de su boda. (Getty)

Pasaron otros once años hasta que hubo una nueva boda en la familia real griega. Hablamos de la de Philippos, el hijo pequeño de los reyes Ana María y Constantino, y Nina Flohr. La pareja celebró un primer enlace civil y muy íntimo en Suiza para, casi un año después, casarse por todo lo alto en la Catedral de Atenas. Aunque muy diferentes entre sí, las dos ceremonias tuvieron algo en común: la novia confió en Chanel para sus dos 'sí quiero'.

La firma diseñó para la cita religiosa un vestido de corte princesa, con escote barco en forma de 'V', costuras drapeadas en la cintura y una cola kilométrica, además de detalles muy especiales como incrustaciones de pedrería o hilo plateado. El velo de tul era incluso más largo que la cola e iba sujeto por la tiara que escogía, la misma que las dos mujeres que entraron a la familia antes que ella, Marie-Chantal y Tatiana, la Antique Corsage.

placeholder Philippos y Nina Flohr tras su boda. (EFE/Alexandros Beltes)
Philippos y Nina Flohr tras su boda. (EFE/Alexandros Beltes)

Y llegamos a la última novia griega, la hija pequeña de Constantino y Ana María, que ha sido el último miembro de la familia en pasar por el altar. Teodora siguió la tradición y lució, 25 años después en una boda real, la tiara Jedive que habían lucido su madre, sus tías maternas y su hermana Alexia. Con ella coronó un look con el que también quiso rendir homenaje a sus orígenes.

Porque Teodora confió para su gran día en la diseñadora griega Celia Kritharioti, quiencreó para ella un vestido de ensueño con un marcado escote barco que dejaba los hombros al aire. Un modelo Haute Couture con corpiño incorporado y falda de vuelo, todo bordado con pedrería representando motivos florales, lo que le daba al vestido un tono brillante.

La que tiene lugar este viernes en Atenas va a ser muy diferente a las otras bodas de la familia real griega. Es la primera de uno de sus miembros que se celebra después de un divorcio, por lo que será mucho más reducida y con la duda de si veremos los vestidos de novia y las tiaras históricas que sí han lucido otras princesas griegas.

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