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Alice Weidel (AfD) y Sarah Bossard, el matrimonio que puede cambiar la historia de Alemania
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Alice Weidel (AfD) y Sarah Bossard, el matrimonio que puede cambiar la historia de Alemania

La líder de la ultraderecha alemana hace equilibrismo entre su vida personal y su ideario político. Está casada con una productora de cine nacida en Sri Lanka. Tienen dos hijos y residen en Suiza

Foto: Sarah Bossard y Alice Weidel, en una imagen de sus redes sociales. (Instagram @sarahsepabossard)
Sarah Bossard y Alice Weidel, en una imagen de sus redes sociales. (Instagram @sarahsepabossard)

Según la mayor parte de las encuestas, Alternativa para Alemania (AfD) será el segundo partido más votado en las elecciones que se celebran hoy 23 de febrero en Alemania, por delante incluso de los socialdemócratas. Su ideario político no engaña a nadie, son libertarios al estilo Milei, se posicionan contra el matrimonio homosexual y su discurso adopta la retórica anti-inmigración del resto de la ultraderecha europea, una inmigración que, según ellos, “solo ha traído burka y cuchillos”. Teniendo esto en cuenta, uno esperaría que su líder fuera una persona que viviera según estas mismas reglas, pero Alice Weidel, de 45 años, es una contradicción en sí misma.

Weidel está casada con una productora de cine llamada Sarah Bossard. Bossard fue adoptada por unos pastores suizos cuando tenía tres meses, pero es originaria de Sri Lanka. Juntas, han tenido dos hijos. Y, por si esto fuera poco, tampoco residen en Alemania, sino en una ciudad suiza. La familia decidió mudarse cuando uno de sus hijos fue increpado en el colegio por las proclamas ultraderechistas de su madre. A esto se llama hacer equilibrismos entre la vida personal y la profesional.

De hecho, la propia Weidel ha sido inmigrante durante gran parte de su vida profesional, ha vivido en tres continentes y habla mandarín. Como economista trabajó un año en Japón y cinco años en China, también trabajó en Credit Suisse en Singapur y en Allianz Global Investors Europe en Frankfurt. Adquirió conocimientos sobre el mundo de la banca de inversión en Goldman Sachs y viajó por todo el mundo para una empresa internacional de consultoría de empresas emergentes. A sus 36 años tenía una carrera que le habría bastado para conseguir un puesto importante en el Banco Mundial. En lugar de eso, fundó su propia empresa de consultoría y se unió a la AfD.

Al parecer, Weidel se pasaba el día protestando sobre las cosas que echaba en falta entre los líderes alemanes. Hasta el punto de que, tras una cena, su mujer, Sarah, se hartó y la conminó a hacer algo al respecto. “¡En lugar de aburrir a todo el mundo con tus peroratas, haz algo en política tú misma!”, se quejó Bossard después de que los invitados se marcharan. Weidel se dio cuenta de que "lo que no cambias, lo aceptas”, y en 2013 se unió al recién fundado AfD, que en aquel momento todavía era un partido puramente económico.

placeholder Weidel, durante un debate en televisión. (Reuters)
Weidel, durante un debate en televisión. (Reuters)

“Donde hay niños, hay familia”, afirmaba Alice Weidel en un extenso retrato publicado hace unos días por el suizo NZZ sobre su contradicción personal. Su presencia dulcifica el discurso de AfD, introduce un elemento diverso y femenino en un partido marcado por la testosterona -algo fácilmente asimilable a partidos parecidos en España-, tal y como exige el espíritu de los tiempos. Además, como experta en start ups, no solo no ha ignorado a Tiktok, el mayor canal para los adolescentes, sino que lo cuida y le ha hecho guiños importantes junto a Sarah, compartiendo, por ejemplo, un clip en el que ambas aparecen bailando en el coche una canción de Kylie Minogue.

Es de las pocas concesiones que ha hecho a su intimidad, junto a un raro acceso de entusiasmo durante una intervención en el Efficiency Club en el que lanzó a la multitud un “¡Sarah, te amo!”. "Tengo una esposa maravillosa. Ella me respalda. Llevamos quince años juntos".

Sarah Bossard merecía esta declaración de amor. Ella ha sufrido en primera persona lo que significa estar junto a Alice Weidel. Según explicó en NZZ, perdió todo su círculo de amigos de su infancia en Biel, más de izquierdas, cuando oyeron a Weidel despotricar en la televisión contra el salario mínimo, el impuesto a la herencia y el seguro de salud para solicitantes de asilo. También ha denunciado que la industria del entretenimiento parece haberle dado la espalda y ha castigado a su productora de cine y televisión. Su hijo mayor fue interpelado por su mejor amigo en el patio del colegio, y en la calle los niños les gritaban "mierda Weidel, mierda de AfD, mierda nazi”.

En 2018, la familia huyó a la localidad suiza de Einsiedeln, donde una familia con dos madres tardó un tiempo en encajar. Pero Sarah Bossard es una mujer "increíblemente fuerte y segura de sí misma", según Alice Weidel, y no ha dejado que nada de lo que han vivido le afecte. Ni lo hará.

Según la mayor parte de las encuestas, Alternativa para Alemania (AfD) será el segundo partido más votado en las elecciones que se celebran hoy 23 de febrero en Alemania, por delante incluso de los socialdemócratas. Su ideario político no engaña a nadie, son libertarios al estilo Milei, se posicionan contra el matrimonio homosexual y su discurso adopta la retórica anti-inmigración del resto de la ultraderecha europea, una inmigración que, según ellos, “solo ha traído burka y cuchillos”. Teniendo esto en cuenta, uno esperaría que su líder fuera una persona que viviera según estas mismas reglas, pero Alice Weidel, de 45 años, es una contradicción en sí misma.

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