Las 5 grandes propiedades de Marie-Chantal Miller y la que ha elegido esta Navidad
La mujer de Pablo de Grecia protagonizó hace unos meses un espectacular reportaje en la revista 'AD', a la que le contó cómo decoraron su hogar en Nueva York
Aunque Marie-Chantal Miller no tiene secretos para sus seguidores en Instagram y ha mostrado todas las facetas de su vida cotidiana a lo largo de los años, cobraba especial relevancia hace unos meses el reportaje que concedía a la revista 'AD', a la que ha desvelaba todos los detalles de cómo ha transformado el que ahora es su hogar en Nueva York y del que en estos días navideños ha enseñado una espectacular imagen cuando estaba inmersa en los preparativos para estas fiestas que, sin embargo, está pasando a más de 5.000 kilómetros de distancia. Lo hemos sabido, claro está, a través de sus redes sociales y las de sus hijos, muy activos también.
Finalmente, Marie-Chantal y su familia se ha desplazado a una de sus posesiones más preciadas para pasar estas fechas, en un emplazamiento privilegiado de los Costwolds, la por muchos considerada la zona más espectacular del Reino Unido. Están siendo unas navidades muy campestres, no exentas de glamour, en las que disfrutan de la naturaleza y los animales, rodeados de amigos.
Claro que también tenían para elegir en el mismo país su finca en Yorkshire, su espectacular casa de Chelsea, en Londres, o si ya querían algo más exótico, desplazarse a su casa de Harbour Island, en las Bahamas. Aún así, su residencia más emblemática sigue siendo la de Nueva York, por la gran historia que tiene detrás.
La heredera del imperio de los duty free de su padre, Robert Warren Miller, contaba el enorme 'background' de esta mansión construida en 1913, en la que se instaló después de haber estudiado en la New York Academy of Art, poco antes de conocer en una cita a ciegas al que acabaría convirtiéndose en su marido.
Sus padres habían hecho un sensacional trabajo de restauración gracias al decorador Renzo Mongiardino, quien dio prioridad a los pesados muebles de madera, y una de las habitaciones ni siquiera tenía luz, se iluminaba con velas, lo que subrayaba el carácter 'retro' de la vivienda: "Lo llamábamos la edad oscura porque no había luz", manifestaba Marie-Chantal, quien, al margen de su fortuna personal, dedica gran parte de su tiempo a su firma de moda para niños que lleva su propio nombre.
Hace unos años, Pablo y Marie-Chantal decidieron cambiar de casa y dejar su mansión londinense del siglo XVIII, así que no les hizo falta pensarlo demasiado, ya que la casa de la que hablamos se encontraba vacía. Aunque seguía conservando el aire espectacular que habían dejado sus padres, no se adaptaba a sus necesidades de ese momento. Así que, en términos de la empresaria, tuvieron que "refrescarla". O lo que podemos traducir como dotarla de las comodidades contemporáneas para una familia numerosa como la suya, ya que tienen cinco hijos.
Para tan compleja labor, Marie-Chantal recurrió a otro prestigioso decorador, François Catroux, a quien conocía desde su infancia y que ha dejado su impronta en propiedades inmobiliarias de los millonarios Guy y Marie-Hélène de Rothschild o el magnate de Hollywood y de la industria musical David Geffen. "Le conocí cuando tenía ocho años. Catroux tiene mucho instinto y elegancia y es encantador. A través de los años nos hemos hecho grandes amigos. Ahora con los decoradores tienes anticipos, agendas, fechas de entrega... Con él no ha sido así, para nada. Ha sido una manera muy agradable de montar un hogar. Tiene un estilo específico que siempre me ha gustado", le confesaba a Jane Keltner de Valle, autora del reportaje.
Respecto a la transformación que ha sufrido la casa, subrayaba que han mantenido la cantería, las molduras y el panelado, pero se han quitado los revestimientos dorados de cuero de las paredes, los pesados cortinones y y los sofás de terciopelo rojo, que fueron denostados y llevados a un guardamuebles por si se les encuentra una nueva utilidad en el futuro. Ahora son otros los tonos que predominan en el hogar de Pablo y Marie-Chantal: blanco, gris y marrón cubren las paredes.
"Muchos de los fans de Mongiardino se van a enfadar. Mi madre siempre estaba experimentando con el diseño y he tenido muchos estampados en mi vida. Ahora quería opciones más neutras", admitía la empresaria, quien realizó toda una tarea previa desde Londres antes de mudarse a Nueva York.
En efecto, Marie-Chantal y Catroux eligieron los enseres que querían trasladar desde Londres, sobre todo las obras de arte, firmadas por grandes genios como Jean-Michel Basquiat, Damien Hirst o Rob Pruitt, entre otros. Sin olvidar sus Warhol, que se remontan a cuando ella trabajaba como becaria suya y el artista le pidió que posara para él. Cuando el pintor mandó la factura a los Miller, sus padres casi la desheredan, como contaba con humor en el reportaje.
Uno de los lugares clave de su hogar es el comedor, en el que le gusta ejercer de anfitriona: "Me gusta serlo como hacen los italianos. Puedes estar en el más bello 'palazzo' y tendrán cestas con pan, queso, carne y crudités, y boles con pasta. No tienes que servir caviar todo el rato".
Las habitaciones de sus hijos están en las dos plantas superiores y han sido decoradas por Michael S. Smith, ya que Catroux no tenía interés alguno en encargarse de esa labor.
Aunque Marie-Chantal Miller no tiene secretos para sus seguidores en Instagram y ha mostrado todas las facetas de su vida cotidiana a lo largo de los años, cobraba especial relevancia hace unos meses el reportaje que concedía a la revista 'AD', a la que ha desvelaba todos los detalles de cómo ha transformado el que ahora es su hogar en Nueva York y del que en estos días navideños ha enseñado una espectacular imagen cuando estaba inmersa en los preparativos para estas fiestas que, sin embargo, está pasando a más de 5.000 kilómetros de distancia. Lo hemos sabido, claro está, a través de sus redes sociales y las de sus hijos, muy activos también.