Triana Ramos, coreógrafa de Rosalía: "El flamenco me ha salvado, ha sido mi mejor terapia"
A sus 26 años, la bailaora y coreógrafa Triana Ramos ha trabajado junto a Rosalía y David Bisbal. Cuenta a Vanitatis su historia de superación, habla sobre la sensibilidad, la terapia y otros temas más allá del flamenco
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Se cierra el telón tras una obra de ballet ruso que acaba de llegar a Madrid, entre el público una madre sostiene a su hija de tres años en brazos, a su lado una mujer que resulta ser profesora de danza se sorprende al ver como aquella niña tan pequeña comienza a aplaudir y sus inmensos ojos azules se inundan por la emoción que le ha provocado la obra.
"Que sepa que tiene usted una bailarina en casa" le dice la profesora a su madre. Esos ojos eran los de Triana Ramos que veinticinco años después no han perdido el brillo y la ilusión, a pesar de todas las piedras que la vida le ha ido poniendo por el camino. "Es impresionante la sensibilidad del artista, con tres años sentir la magia y la emoción que te provoca el baile".
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Nunca es tarde para descubrir nuevos rostros cuyo testimonio puede que abrace el alma de muchas personas que las navidades les resulta un arma de doble filo. Porque es también el momento en el que más se siente la ausencia de los que ya no están con nosotros. A días de terminar el año, Vanitatis comparte un rato junto a Triana, la bailaora y coreógrafa que pasó de no encontrar su lugar en el mundo a trabajar junto a Rosalía.
La sensibilidad y la capacidad de mirar más allá
Triana enlaza un testimonio con otro envuelta en una vorágine de sentimientos: desde la emoción, al dolor, la añoranza, la esperanza y la superación. Es lo que tiene vivir intensamente, una filosofía que resulta ser un arma de doble filo y así lo expresa desde el inicio: "La sensibilidad del artista puede y debe trabajarse, pero es algo con lo que se nace. Para mí ser sensible es ver cosas que el resto quizás no divisa, por ejemplo, puedes estar viendo una playa y limitarte a pensar que es muy bonita. Alguien con sensibilidad se para a ver que hay dos personas mayores sentadas, comienza a hacerse preguntas ¿llevarán toda la vida juntos? ¿de qué estarán hablando? ¿qué significará para ellos el mar?…".
Desde niña se sintió diferente "era como si no encajase en ningún sitio, aunque a la vez podía estar en cualquier lado". Suena contradictorio pero cuando te adentras en su historia entiendes el porqué. Es una mujer abierta, que no tiene prejuicios y que se relaciona con todo tipo de personas, pero que muchas veces ha sido juzgada y tratada injustamente por esa sensibilidad que nunca ha escondido.
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Triana nace en una familia que define como castiza "típico prototipo español", bromea. Su madre, una bailaora que imparte clases en su escuela de flamenco en Talavera de la Reina y su padre, Joaquín Ramos, un respetado veedor de toros y apoderado de grandes figuras del toreo. "De pequeña, José Tomás jugaba conmigo al baloncesto vestido de luces para dar de sí los trajes", cuenta entre las muchas anécdotas de su infancia que me va compartiendo y que muestra la infancia tan feliz que tuvo la bailaora.
Empezó haciendo ballet y se formó también en danza urbana, baile de salón y danza española que engloba: folclore, escuela bolera, danza estilizada y flamenco.
A día de hoy se sigue emocionando al recordar cuando tenía apenas cinco años y su madre le preguntó "¿tú quieres hacer lo mismo que mamá?" A lo que ella respondió con un rotundo sí.
Aunque lejos de romantizar su infancia y adolescencia, no todo fue un camino de rosas. "Es un mundo muy duro, que requiere mucho sacrificio y muchas veces quise dejarlo. Gracias a mi madre eso nunca resultó una opción, siempre me impulsaba a que siguiese, hizo que aflorase en mí un compromiso y una emoción de continuar con su legado". Y finalmente resultó ser el flamenco lo que le ha salvado en varios momentos duros de su vida.
La terapia y el flamenco como salvavidas
"Con doce años sufrí bullying y eso me hizo empezar a ir al psicólogo con esa edad. Sin duda el flamenco, la terapia y mis padres han sido mis salvavidas".
En 2020, uno de los grandes motores de su vida se fue, aunque para Triana siempre está presente. Tuvo que enfrentarse a la pérdida de su padre, el que ella misma define como su héroe.
El mundo se desmoronó para Triana. Pero supo transformar el dolor en arte y utilizó el flamenco como una vía de escape. Una semana después de este duro golpe y aunque los promotores le llamaron para decirle que no hacía falta que fuese, ella bailó en un tablao flamenco cumpliendo con su compromiso.
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"Bailé rota. Hubo un momento al final en que me senté en una silla que había en las tablas y me puse a llorar en escena. Los dos cantaores que venían conmigo, que además eran amigos, se levantaron y me cogieron la mano".
Triana pausa la conversación con un silencio reflexivo que rompe con una pregunta retórica: ¿Al final te salva lo que te apasiona, no? "El artista expone su alma cada vez que expresa su arte. Y más si es en vivo como el baile. Te expones, desnuda, sin trampa ni cartón".
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Un mes después, sonó el teléfono con una propuesta que también la consagró como una de las coreógrafas jóvenes del momento. David Bisbal quería que diseñase la coreografía y el vestuario para el videoclip de Amor Amé Summer Mix. Y así lo hizo, por él, por su padre que ella dice le sigue mandando señales desde arriba.
Una reivindicación de la tradición
"Muchas veces confundimos la tradición con algo retrógrado y siento que es consecuencia de una falta de cultura brutal. En casa siempre se me ha inculcado la libertad, el respetar todo tipo de opiniones y entender que todo está bien siempre que haya respeto. No debemos juzgar a nadie por su portada, su profesión o sus ideas. Por lo menos sin saber", apunta.
Triana decidió cambiarse de colegio para hacer bachillerato artístico y el primer día de clase, tanto el profesor como prácticamente todo el alumnado, hicieron un discurso de odio en contra de la tauromaquia. "Yo me mantuve callada y al salir fui a la jefatura de estudios para contarles que me había sentido un poco mal. ¿Sabes lo que me respondieron? Que si quería aprobar en ese centro nunca dijese a que se dedicaba mi padre. Aluciné y al día siguiente me cambié de sitio. No iba a esconderme ni avergonzarme de la persona que más admiro en el mundo".
Una vez más, Triana sintió que no encontraba su lugar. A día de hoy con el flamenco le pasa algo parecido aunque comprende que para la generación a la que pertenece es difícil de entender "el flamenco es muy profundo y sus raíces son antiquísimas. Entiendo que para una persona de mi edad estar tres horas en un tablao escuchando letras que hablan sobre la pena, sobre un pueblo español totalmente desolado, sobre el hambre que pasaron tras la guerra… no lo hemos vivido y es difícil que conectemos con eso", reflexiona. Aunque asegura que la evolución del flamenco y las fusiones han reconectado con su generación.
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"Rocío Molina ha ayudado mucho a esto y por supuesto Rosalía, muchas personas la criticaban y mira donde está. Nos ha abierto las puertas a nivel mundial", cuenta sobre quien ha sido para ella un ejemplo y una inspiración. "Los jóvenes debemos tener el compromiso de entender de dónde venimos, empaparnos de ello y evolucionar sin olvidar nuestras raíces y respetándolas".
Rosalía, de bailar con ella a convertirse en su coreógrafa
Estaba Triana una tarde agazapada en el salón de su casa cuando recibió un mensaje de un antiguo profesor informándole de que había un casting de bailarinas para los MTV MA 2019 que se celebraban en Sevilla. Se apuntó, pasó las pruebas y al llegar al primer ensayo, antes de nada le hicieron firmar un contrato de confidencialidad. "Lo firmé y a continuación me llevaron a una sala. Se abrió la puerta y allí estaba… Rosalía", dice al evocar el momento aún con gesto de sorpresa.
Lo que más le llamó la atención de Rosa, como llaman a Rosalía sus más allegados, fue su cercanía desde el primer instante en que se vieron. "Me quedé prendada de su humildad, se presentó y en ese momento ya sentí que era todo verdad, que no era algo impostado. Estaba ante una artista que se comportaba como persona antes que como artista. Se acercó y me dijo : mira tengo una canción que se llama Dí mi nombre… Recuerdo que en mi cabeza pensaba amore me la sé de memoria jajajaja" , bromea Triana.
"Por eso cuando hablo de humildad no te lo digo solo por un sentir, creo que el hecho de que una artista consagrada mundialmente no dé por hecho que escuchas su música ya dice mucho de su persona".
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Su directora de movimiento y coreógrafa de aquel momento, Charm La´Donna colocó a Triana al lado de Rosalía. Fueron tejiendo una conexión artística y humana que, sin saberlo, iba a convertirse después en una relación profesional prolongada en el tiempo.
Si para Triana ya fue un sueño bailar junto a ella, cuando le llamaron para proponerle ser su coreógrafa para los Grammy 2020 pensó que no era real. "De verdad que investigué la fuente que me llamaba porque al principio me costó creérmelo".
"Durante los ensayos para los MTV, estuve a punto de irme porque mi padre enfermó y sentía que mi lugar estaba con él", recuerda con la voz entrecortada.
Pero su padre fue el que más la animó a seguir y hacer ese baile, por lo que siente que todo lo ocurrido posteriormente es en parte gracias a él y a la energía que le dio.
"Durante los ensayos para los MTV, estuve a punto de irme porque mi padre enfermó y sentía que mi lugar estaba con él"
Triana viajó a Los Ángeles, pasó semanas junto a Rosa, como vuelve a llamarla. Comían juntas y trabajaban sin descanso. "En aquel viaje yo descubrí a un ser humano excepcional. Una mujer íntegra que le da su lugar y respeta a todas y cada una de las personas que hay en su equipo".
Triana diseñó la coreografía y la noche del show está grabada en su memoria "Cuando la veo aparecer, resulta que tenía a todos los artistas atentos a lo que yo había creado y a ella que brillaba de forma increíble bailando mi coreografía. No podía parar de llorar".
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Triana no para, ni piensa hacerlo. Volvió a trabajar junto a Rosalía en la gira Motomami y ha seguido trabajando y desafiandose en el plano creativo, como en la campaña "Gitana" de Cruzcampo en la que Ramos firma la puesta en escena.
Así es Triana Ramos. Seguro que un gran descubrimiento para quienes aún no la conociérais. Alguien que, lejos de hacer ostentación de sus logros, afirma que aún le queda mucho por crecer personal y profesionalmente.
"Mi psicóloga siempre me dice que se trabaja diariamente en la autoestima. Una máxima que aplica así a su día a día: "Ya me encargo yo de hablarme muy bonito antes de salir de casa, que sé que en cuanto cruce la puerta va a haber alguien que intentará llenarme la mochila de inseguridades".
Esos ojos inmensos y azules de los que os he hablado al principio vuelven a inundarse al concluir: "Ojalá alguna persona que se sienta diferente, se sienta ayudada al leer esto. A la Triana del pasado que tantas veces tocó fondo y sintió que nadie la entendía, me encantaría haberle dicho que esa actitud vital suya se iba a convertir en la clave de su éxito, no solo como profesional, sino como persona. Benditos los seres humanos diferentes que no tienen miedo a mostrarse tal como son. Yo estoy en eso, estoy bien pero sé que voy a estar mucho mejor" . Palabra de Triana.
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