El motivo por el que no existe una imagen de Pedro Sánchez y Richard Gere juntos en los Goya
Tal y como ha podido conocer Vanitatis, el actor estadounidense ha seguido el consejo de su íntimo amigo Antonio Banderas y ha decidido no realizarse fotografiarse con ningún político, independientemente de su ideología
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Richard Gere se ha mimetizado perfectamente con la vida y las costumbres españolas. Y estas van desde comer churros en la chocolatería San Ginés a reunir los fines de semana en su casa de la urbanización La Moraleja a la familia y amigos de Alejandra Silva e incluso realizar excursiones por Cuenca, Málaga y Granada. Es más, el actor hollywoodiense visitó la ciudad de las casas colgantes como un turista más con su mujer y sus hijos. Si no hubiera sido porque un ciudadano anónimo le reconoció, su paseo habría pasado desapercibido.
No sucedió lo mismo cuando aceptó la invitación de Antonio Banderas y asistió en Málaga al estreno del musical ‘Gypsy’ en el teatro Soho. En este caso, su aparición fue anunciada y no hizo falta ciudadanos paparazzi que dejaran constancia del acto. Y lo mismo en la cena posterior en el restaurante Doña Inés que pertenece al grupo empresarial del que fuese protagonista de ‘La máscara del zorro’. Entonces, las dos parejas disfrutaron de una velada entretenida.
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El actor malagueño se ha convertido en el “nuevo mejor amigo” de Gere, como él mismo ha definido cuando le han preguntado en entrevistas. Ambos se conocieron en los años 90 en Madrid. El destino hizo que coincidieran a la entrada de la fiesta de la premier de ‘Oficial y caballero’. El andaluz llegó en su moto y Richard le pidió que le diera una vuelta. Así, gracias a la Honda Bol D’or 900 tuvieron ese primer contacto.
Después vendría la gala solidaria Starlite cuando Alejandra Silva recibió un premio en Marbella. Ahora, esa relación se ha intensificado con la decisión del matrimonio de instalarse en España. Banderas no es solo un compañero de profesión o amigo para el estadounidense, sino que, tal y como informan a Vanitatis fuentes de plena solvencia, también ejerce de asesor en cuestiones de imagen más allá de las estrictamente profesionales.
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Por ejemplo, a su llegada a nuestro país el malagueño le aconsejó que es mejor no posar con políticos; sea cual sea el partido que representan. Un hecho que desde el 2017 él también cumple a rajatabla. No es para menos, entonces sufrió ataques desmedidos por parte de concejales de Málaga de Izquierda Unida y Podemos y renunció a un proyecto turístico en la misma zona donde más tarde inauguró su teatro Soho con grandes producciones musicales y puestos de trabajo y becas de estudio.
“Lo voy a hacer de una manera privada. No quiero ni un euro público, porque viene envenenado. No me voy a gastar el dinero para que me den patadas en el culo. No quiero trabajar con el fuego cruzado, ni que me acusen de meter la mano en el bolsillo del contribuyente. Cada vez me gusta menos hablar de política”, aseguró en su momento.
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Y esto es lo que sucedió en la gala de los Premios Goya. Más allá de la recomendación, Gere y Sánchez no llegaron a coincidir en el interior del Palacio de Congresos de Granada. Su encuentro tampoco estaba previsto. En el caso de haberse producido, ni el actor hubiese accedido ni tampoco el presidente, quien, tal y como nos informan, acuden a esta cita de manera lúdica y por gusto personal. Además, una vez terminada la gala, Richard tampoco se quedó a la fiesta, ya que quiso celebrar su premio en el restaurante ‘La Ruta del Veleta’ compartiendo la cena con Alejandro Sanz, Candela Márquez y, por supuesto, con Banderas y su novia Nicole Kimpel.
Richard Gere se ha mimetizado perfectamente con la vida y las costumbres españolas. Y estas van desde comer churros en la chocolatería San Ginés a reunir los fines de semana en su casa de la urbanización La Moraleja a la familia y amigos de Alejandra Silva e incluso realizar excursiones por Cuenca, Málaga y Granada. Es más, el actor hollywoodiense visitó la ciudad de las casas colgantes como un turista más con su mujer y sus hijos. Si no hubiera sido porque un ciudadano anónimo le reconoció, su paseo habría pasado desapercibido.