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El 'tsunami' mediático del nacimiento de Felipe VI con Victoria Eugenia como protagonista
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El 'tsunami' mediático del nacimiento de Felipe VI con Victoria Eugenia como protagonista

Lo que no imaginaba el Régimen, en 1968, es que el regreso de la reina Victoria Eugenia a Madrid, para ser la madrina de su bisnieto, iba a desatar un tsunami promonárquico

Foto: El bautizo de Felipe VI. (Vanitatis)
El bautizo de Felipe VI. (Vanitatis)

Soplaban vientos de tristeza y preocupación por los pasillos de la Zarzuela. El Golpe de los Coroneles, que doña Sofía había vivido en directo durante su estancia en Grecia, en abril de 1967, derivó finalmente en la caída de la monarquía. El joven rey Constantino II, hermano de doña Sofía, quiso poner fin al Gobierno militar y se estrelló. Fue un triple salto mortal tan arriesgado como tardío. Abandonó Grecia el 13 de diciembre de 1967 para refugiarse en Italia con su familia.

Como experiencia, ese fracaso fue relevante en España. Estuvo como telón de fondo en la gestión que realizó don Juan Carlos años después, el 23 de febrero de 1981, con un resultado radicalmente distinto.

Foto: El rey Felipe a los 9 años. (Vanitatis)

Un rey jamás debe salirse de su papel ni meterse donde no debe, comentaría doña Sofía en los años noventa, porque “se paga muy caro”. Como también “se paga muy caro el escándalo”, añadió. “Los ciudadanos exigen a los reyes y a los príncipes una ejemplaridad. Y están en su derecho: hay que dársela. Así de simple”. De esta segunda máxima no se libró la familia real española.

Aquel 30 de enero de 1968

Así comenzó el año 1968 para los inquilinos de la Zarzuela, entre los que se encontraban también la madre de la princesa Sofía, la reina Federica de Grecia, y su hija Irene. El entonces príncipe Juan Carlos, que acababa de cumplir los 30 años, nadaba en aguas revueltas, entre las legítimas aspiraciones de su padre al trono de España y su inquietud personal como primer candidato de Franco a la sucesión. La caída de la monarquía griega no fue precisamente un hecho favorable. Todo lo contrario. El Régimen lo utilizó como ejemplo del declive de la monarquía como forma de gobierno.

Lo que no se imaginaban los antimonárquicos franquistas eran los acontecimientos que se iban a producir semanas después en España, a raíz del nacimiento del tercer hijo de los príncipes. Fue justamente hace 50 años, el martes 30 de enero de 1968, a las 12:45 horas, en la Clínica de Nuestra Señora de Loreto, actualmente centro de día y residencia de mayores. Por ser el primer hijo varón, el recién nacido era ya eslabón de continuidad de la dinastía Borbón en España. Y si Franco decidía reinstaurar —instaurar, decía él— la monarquía, como parecía, el pequeño Borbón y Grecia estaría llamado a ser Rey.

placeholder Los Reyes eméritos con sus tres hijos.
Los Reyes eméritos con sus tres hijos.

Llegó al mundo en el momento más oportuno

El pequeño Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos (ahora rey Felipe VI) se trajo un buen pan debajo del brazo… Llegó a este mundo en el momento más oportuno. Primero, porque Franco consideró definitivamente la idea de aprobar la Ley de Sucesión, con el príncipe Juan Carlos como sucesor, cosa que hizo en 1969.

Y en segundo lugar, porque el bautizo del infante Felipe reunió en Madrid a toda la familia Borbón y provocó una verdadera explosión del sentimiento monárquico en toda España. La reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII y abuela del príncipe Juan Carlos, volvía a pisar suelo español después de 37 años para ser la madrina del infante Felipe. Y ella fue la verdadera protagonista, en la calle y en los despachos.

Apoteósico recibimiento a la Reina madre

Miles de personas se concentraron en el aeropuerto de Barajas desde primeras horas de la tarde del 7 de febrero, la víspera del día del bautizo del infante Felipe, para recibir a la reina Victoria Eugenia. A su llegada, minutos antes de las cinco de la tarde, mientras se inclinaba ante su hijo —el conde de Barcelona— al pie de las escalerillas del avión, en un gesto de reconocimiento como cabeza de la dinastía, pudo oír los reiterados saludos y los aplausos de los madrileños: ¡Viva el Rey!, ¡Viva la Reina madre!

Y tras la recepción oficial, en el aeropuerto, a la que acudieron más ministros que los que el propio Franco había imaginado, recibió el saludo de miles de automovilistas que la esperaban a lo largo de todo el recorrido de Barajas a Madrid; y el de numerosos madrileños de a pie, desde su entrada en la ciudad por María de Molina hasta Moncloa, desde donde la comitiva se encaminó a la Zarzuela por la autopista de La Coruña.

placeholder El bautizo del rey Felipe. (Vanitatis)
El bautizo del rey Felipe. (Vanitatis)

Franco: se cumplirán sus deseos

Esa misma tarde del miércoles 7 de febrero, Franco y su esposa se desplazaron a la Zarzuela. Aparentemente era una simple visita de protocolo. Pero el encuentro vis a vis que mantuvieron la reina Victoria Eugenia y Franco, a solas, encierra muchas de las claves que explican la coronación de don Juan Carlos en noviembre de 1975. La reina Victoria Eugenia ya había enviado algún mensaje a Franco, a través de algunos de sus colaboradores, sobre el orden de prioridades que ella tendría en cuenta a la hora de decidir sobre el futuro: 1) España, 2) la institución monárquica, 3) la dinastía y —por último— 4) la persona.

Por lo tanto, hacían falta muy pocas palabras para entenderse bien en el 'reservado' de a Zarzuela, mientras el recién nacido Felipe permanecía en su cuna, ajeno a todo y a todos. “General —dijo la reina Victoria Eugenia—, esta es la última vez que nos veremos en vida. Quiero pedirle una cosa. Usted que tanto ha hecho por España, termine la obra. Designe Rey de España. Ya son tres… Elija usted. Pero hágalo en vida; si no, no habrá Rey. Que no quede para cuando estemos muertos. Esta es la única y última petición que le hace su Reina”. Y Franco le prometió que se cumplirían sus deseos.

Franco sabía que la Reina había puesto por delante a la institución, aunque ello implicara apartar a su hijo Juan. Por eso, muy probablemente, Franco accedió a que la Reina visitara España, con los 80 años ya cumplidos, para que fuera la madrina de su bisnieto. Y para aceptar, a modo de testamento, el orden de prioridades de la Reina como argumento contra las aspiraciones del conde de Barcelona. La reina Victoria Eugenia falleció al año siguiente, el 15 de abril, en Lausana.

1968, un año emblemático

El año en el que nació el rey Felipe VI ha dejado huella en el calendario del mundo occidental, cuyo icono es el conocido como 'Mayo francés', por la oleada de protestas que protagonizaron los jóvenes en ese país, especialmente en París, con réplicas en numerosas ciudades de todo occidente. España, inmersa ya en el segundo Plan de Desarrollo de López Rodó —uno de los artífices del ascenso de don Juan Carlos al trono—, transitaba hacia el despegue económico, con la popularización del Seat 600 como indicador de la nueva clase media que se empezaba a consolidar en el país.

El reflejo del Mayo francés tuvo menos impacto que en otros países, debido al control policial de los movimientos ciudadanos, aunque sí caló la canción protesta como vía de escape del inconformismo social. 1968 fue el año en el que Joan Manuel Serrat, seleccionado por Televisión Española para participar en Eurovisión, puso como condición cantar 'La, la, la' en catalán y fue sustituido por Massiel, que logró el triunfo en el festival, celebrado en el Royal Albert Hall de Londres.

Ese fue el año del asesinato de Martin Luther King y de Bob Kennedy (casi cinco años después de que fuera tiroteado en Dallas su hermano JFK). Fue el año de la Primavera de Praga, que desató las iras del Pacto de Varsovia, cuyas tropas invadieron Checoslovaquia en el mes de abril. Y fue el año en el que ETA, constituida en 1958, se adentró en la macabra senda del terrorismo, con la muerte del guardia civil José Pardinas y la del jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, Melitón Manzanas.

Felipe a los 9 años. Una infancia poco 'normal'

La infancia del rey Felipe VI, pese a los signos de normalidad que quisieron incorporar sus padres a la vida familiar, no fue precisamente normal.

Antes de cumplir los 8 años se subió al estrado de la Mesa de las Cortes como testigo de la proclamación de su padre como Rey de España. A los 9 años, él mismo fue proclamado formalmente como Príncipe de Asturias y heredero de la Corona en Covadonga. A los 13 años pronunció su primer discurso, en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias. Y el 30 de enero de 1986, al cumplir los 18 años, juró lealtad a la Constitución y al Rey, ante el presidente del Congreso de los Diputados, Gregorio Peces Barba, aceptando al mismo tiempo estatus de sucesor al trono.

Ha sido, en efecto, el heredero de la Corona que ha gozado del mejor plan de formación posible. De hecho, en 2014 accedió al trono con ese título: el mejor preparado de cuantos monarcas ha tenido España para desempeñar sus funciones como Rey.

La Corona, con prestigio y protagonismo

De hecho, cuando aún no se han cumplido cuatro años en el ejercicio del cargo, el rey Felipe ha recuperado el prestigio y el protagonismo de la monarquía como forma de gobierno de España. Ha desempeñado sus competencias constitucionales como jefe del Estado. Ha ejercicio como moderador y árbitro de los poderes del Estado y como representante de España en el exterior.

Con un estilo ajeno al borboneo de sus antepasados y más próximo al discreto encanto de la dinastía griega, don Felipe se ha hecho respetar —y querer— mediante el firme desempeño de sus responsabilidades. Primero, incorporando la austeridad y la transparencia a las cuentas y al comportamiento de la propia familia.

placeholder La proclamación de Felipe VI. (Gtres)
La proclamación de Felipe VI. (Gtres)

En segundo lugar, apartando de la propia familia del Rey a quienes estaban en el ojo del huracán de los escándalos. Así, por ejemplo, además de otras medidas, se estrenó como Rey retirando el título de duques de Palma a su hermana la infanta Cristina y a su marido, Iñaki Urdangarin, que el pasado día 15 cumplió también 50 años.

Y en tercer lugar, mediante el firme desempeño de sus responsabilidades en la defensa de la Constitución, de la unidad de España y del bienestar de los españoles, con guiños frecuentes a la recuperación de poder adquisitivo de las familias, a la calidad del empleo, al impulso de la modernización del país y a la discriminación que padecen determinados colectivos de ciudadanos.

Soplaban vientos de tristeza y preocupación por los pasillos de la Zarzuela. El Golpe de los Coroneles, que doña Sofía había vivido en directo durante su estancia en Grecia, en abril de 1967, derivó finalmente en la caída de la monarquía. El joven rey Constantino II, hermano de doña Sofía, quiso poner fin al Gobierno militar y se estrelló. Fue un triple salto mortal tan arriesgado como tardío. Abandonó Grecia el 13 de diciembre de 1967 para refugiarse en Italia con su familia.

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