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Cuando Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia lavaban los pies a mendigos en el Palacio Real durante la misa de Jueves Santo
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OTRA TRADICIÓN PERDIDA

Cuando Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia lavaban los pies a mendigos en el Palacio Real durante la misa de Jueves Santo

El 2 de abril de 1931 fue la última vez que los entonces reyes llevaron a cabo esta curiosa tradición, con personas "pobres de solemnidad" como protagonistas

Foto: Alfonso XIII y Victoria Eugenia, antes de su boda. (Gtres)
Alfonso XIII y Victoria Eugenia, antes de su boda. (Gtres)

Fue una tradición que duró siglos, pero está completamente perdida. Fernando III de Castilla, apodado 'El Santo' -no podía ser otro- la comenzó en el siglo XIII, llegando hasta 1931. Ese año fue el último que Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia lavaron los pies a mendigos en el Palacio Real durante la misa de Jueves Santo. Estalló la Segunda República unos días después y nunca más los reyes llevaron a cabo este acto, con el que imitaban lo que hizo Jesús con sus apóstoles antes de la última cena.

Alfonso XIII y Victoria Eugenia participaban muy activamente en la Semana Santa, a pesar de que ella, por su nacimiento en la familia real británica, era originalmente anglicana. La nieta de la reina Victoria se convirtió al catolicismo para casarse con el rey español, abrazando después numerosas tradiciones españolas, no solo referentes a la religión.

Esta, en concreto, está más que documentada en las crónicas de la época. Si no fuera así, nos costaría creerla, desde luego. Es difícil imaginar a la reina Victoria Eugenia, conocida por su porte y esa inmensa colección de joyas, por las que tenía absoluta pasión (y no de Semana Santa), lavando los pies a mendigos y besándoselos, para después servir comidas a los más necesitados en el Palacio Real.

placeholder Una imagen del Salón de Columnas del Palacio Real, donde se celebraba la ceremonia. (EFE)
Una imagen del Salón de Columnas del Palacio Real, donde se celebraba la ceremonia. (EFE)

Pero sí, lo hacía. Aunque con ciertos trucos, tal y como se puede leer en el 'ABC' de la época, que relata al detalle esta ceremonia, que se celebró casi sin interrupción durante ocho siglos: "Los pobres eran elegidos por sorteo y sus nombres se publicaban en los periódicos de la época. Para «tan señalada merced», debían reunir varias condiciones, como ser mayores de 60 años, pobres de solemnidad y no sufrir ninguna enfermedad contagiosa", leemos.

No vayan a pesar los lectores que los mendigos elegidos se presentaban como si tal cosa en el Palacio Real, se descalzaban y recibían el lavado y el beso de los Reyes. Teniendo en cuenta que Victoria Eugenia llegó a decir de su marido que parecía "un minero inglés" por sus modales al desayunar juntos tras la noche de bodas, el hecho de que plantase un beso en los pies de un mendigo resulta bastante inverosímil.

Pero claro, ni ella ni el rey Alfonso XIII les daban a los pobres elegidos el primer lavado: "Tras ser reconocidos minuciosamente por un médico de cámara, si se les declaraba aptos para asistir al acto se les proveía de una indumentaria adecuada. Una vez habían sido equipados, el primer farmacéutico de cámara junto con sus ayudantes se encargaba de lavar y perfumar los pies y las piernas de los pobres", leemos en 'ABC'

placeholder Victoria Eugenia y Alfonso XIII. (Getty)
Victoria Eugenia y Alfonso XIII. (Getty)

Ya estaba todo listo para que Alfonso XIII y Victoria Eugenia imitaran a Jesús y este gesto que, según la Biblia, había tenido con sus apóstoles antes de la última cena. Una escena que se representa en una de las misas de los Santos Oficios, que se celebran en Semana Santa en innumerables ciudades y pueblos de nuestro país y del mundo católico.

"ABC contaba cómo al decir el diácono 'ponsit vestimenta sua', el Rey entregaba al sumiller de Corps el kalpak, los guantes y la espada, y al cantar 'caepit lavare' el monarca hincaba la rodilla ante el primero de los pobres; el nuncio de Su Santidad vertía el agua sobre el pie desnudo, y el Rey lo secaba y lo besaba, siguiendo el mismo ritual con todos los demás. Algunos Grandes de España auxiliaban al monarca, descalzando y calzando a los pobres", leemos.

Después de este ritual, se celebraba un simulacro de última cena, con los mismo pobres a los que se había lavado los pies. Y decimos que era un simulacro porque, aunque se servía la comida a los mendigos en el Palacio Real, el rey Alfonso XIII a los hombres y la reina Victoria Eugenia a las mujeres, la comida se retiraba intacta de los platos y se disponía para que, en lugar de degustarla allí mismo, se la llevaran donde quisiera que vivieran.

placeholder Victoria Eugenia con sus hijos. (Hulton-Deutsch Collection/CORBIS/via Getty)
Victoria Eugenia con sus hijos. (Hulton-Deutsch Collection/CORBIS/via Getty)

Junto a la comida, también se les entregaba la ropa que se les había facilitado tras asearles. A los hombres, se les daba un "chaquetón de paño color café obscuro, así como el chaleco, pantalón de igual tela y una amplia capa con embozos del color del traje. Sombrero de copa, camisa de hilo blanco, medias blancas, corbata blanca, pañuelo de bolsillo blanco y zapatos de becerro negros". A las mujeres, "estameña negra, mantilla de franela negra con franja de terciopelo, camisa de hilo, medias blancas, pañuelo blanco para el cuello, otro para la mano, un mantón negro de lana, con cenefa y zapatones de becerro negros", contaba ABC en 1911.

Como decíamos, la última vez que el matrimonio celebró esta tradición fue el 2 de abril de 1931. Apenas dos semanas después, estalló la República y la pareja real tuvo que exiliarse, llevándose con ellos a sus hijos, valiosas pertenencias y el recuerdo de una tradición que nunca se volvió a celebrar en el Palacio Real.

Muy distinta es ahora la Semana Santa de la familia real. Algunas tradiciones, como la de que un familiar del rey abra la procesión del Cristo de los Alabarderos, se siguen manteniendo, pero la cita por antonomasia, la de la misa de Pascua en la Catedral de Palma, se ha ido reduciendo hasta desaparecer completamente.

Aún es una incógnita si este año los Reyes y su hija Sofía aparecerán en alguna procesión del sábado, pero desde luego, la imagen será muy diferente a la que daban Alfonso XIII y Victoria Eugenia cuando lavaban los pies a mendigos en el Palacio Real.

Fue una tradición que duró siglos, pero está completamente perdida. Fernando III de Castilla, apodado 'El Santo' -no podía ser otro- la comenzó en el siglo XIII, llegando hasta 1931. Ese año fue el último que Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia lavaron los pies a mendigos en el Palacio Real durante la misa de Jueves Santo. Estalló la Segunda República unos días después y nunca más los reyes llevaron a cabo este acto, con el que imitaban lo que hizo Jesús con sus apóstoles antes de la última cena.

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