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Cinco restaurantes de Barcelona, más que encantadores, en los que se come de fábula
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LOS JUEGOS DEL HAMBRE

Cinco restaurantes de Barcelona, más que encantadores, en los que se come de fábula

Si tienes alma foodie, seguro que en tu elección de restaurante prima, por encima de todo, la experiencia gastronómica; pero hay vida más allá de la carta, porque a veces nos apetece comer bien y, además, estar bien. Toma nota

Foto: Los menús de Besta son pura delicadeza y equilibrio; para muestra su vieira curada en agua de mar y emulsión de corales al ajillo. (Cortesía)
Los menús de Besta son pura delicadeza y equilibrio; para muestra su vieira curada en agua de mar y emulsión de corales al ajillo. (Cortesía)

Si tienes alma foodie, seguro que en tu elección de restaurante prima, por encima de todo, la experiencia gastronómica. Cada euro invertido en un bocado de un festín culinario cuenta, porque la felicidad de las personas que disfrutan comiendo y probando cosas nuevas es consecuencia directa de esa concatenación de estímulos aromáticos y gustativos que se desencadena en nuestro organismo, de compleja explicación y fácil reconocimiento.

Pero hay vida más allá de la comida. ¿Y si te apetece comer bien y, además, estar bien? ¿Y si quieres tener una cita en un restaurante que, además de delicioso, sea bonito? Dejando de lado los restaurantes de alta cocina, donde cada detalle está calculado y pensado al milímetro, existen establecimientos donde no solo se come de gala, sino que además exhiben un interiorismo, una atmósfera y un ambiente realmente acogedores y bellos. Hemos seleccionado algunos de Barcelona que nos han sorprendido últimamente por masterizar el binomio buena comida / lugar divino. Porque todos y todas nos merecemos protagonizar de vez en cuando una escena propia de una película de Ang Lee.

Âme: La experiencia personalizada

Con este nombre evocador (Âme es alma en francés), este pequeño restaurante del Eixample, con capacidad para veinte comensales, es un íntimo bistró que se define como "cocina mediterránea con toque francés”. En su interiorismo se mezclan la calidez de la madera con la contundencia de la piedra centenaria de la pared, en un equilibrado balance de líneas depuradas bañadas con luz natural. Sin duda, el escenario ideal para disfrutar de todo lo que está por llegar a la mesa de la mano del chef Pachi Rodríguez.

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Restaurante Âme. (Cortesía)

El menú Experiencia es una degustación de doce pases (con posibilidad de componerse a medida) que recorre la geografía catalana en el plato y en la copa, fusionada hábilmente con ingredientes y técnicas de otras latitudes, haciendo que cada receta sea una oda al sabor. Un desfile de arroz del Delta, gambas de Palamós, seta maitake del Montseny o trucha de los Pirineos, todo ello con un toque afrancesado a base de texturas (donde subliman el contraste crunchy / soft) y una cocción impecable que te dejarán en éxtasis.

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placeholder Âme. Calle Londres, 91, Barcelona. (Cortesía)
Âme. Calle Londres, 91, Barcelona. (Cortesía)

Con experiencia también como chef, el socio de Rodríguez es Joey Attieh, quien ejerce de sumiller en la sala de forma amable y cercana, con una carta de vinos corta, pero muy precisa. De hecho, ellos dos se encargan de toda la puesta en escena, borrando la frontera entre cocina y sala como si un par de amigos te hubieran invitado a su casa y te fueran sirviendo y explicando lo que cocinan. Un imprescindible.

Besta: El festival de los dos mares

Besta, el restaurante en el que Cataluña y Galicia se estrechan la mano con feroz rotundidad para disfrute de la parroquia barcelonesa, ha renacido subiendo un escalón en su tipología culinaria y, de paso, en la ambiental. Los chefs Carles Ramón y Manu Núñez inician una nueva aventura en Besta centrándose de forma exclusiva en el mar, suprimiendo la carta tradicional y optando por un menú degustación en el que materializan de forma magistral sus habilidades. Y son muchas.

El nuevo Besta ha reducido el aforo y ofrece al fondo del local una barra a modo de mesa del chef para que la experiencia culinaria sea más acogedora, directa y cercana. Todo respira modernidad: las líneas depuradas del mobiliario, la vajilla de materiales nobles, la nobleza del mármol oscuro y las luces focales perfectamente orientadas. Modernidad sin pretensiones, porque la sofisticación radica (¡y de qué forma!) en cada uno de los platos.

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Restaurante Besta. (Cortesía)

Los dos menús de Besta (Degustación y Festival) son un ejemplo de delicadeza y equilibrio, donde la tradición se innova y la innovación se aterriza. Con un respeto profundo por el producto local y la sostenibilidad, Ramón y Núñez diseccionan los sabores en cada plato con el uso inteligente de la técnica y la intuición innata de su propia sensibilidad, ganada a pulso tras años de trayectoria nacional e internacional. El marisco se vuelve aún más noble en sus manos, y convive con la humildad de la huerta de una forma armónicamente precisa.

Ocurre por ejemplo en el sorbete de ostra envuelto en terrosa remolacha, en el tartar de calamar hecho con todos sus jugos y coronado con panceta ibérica y alcachofa frita, en el confort de una sopa de cebolla que estalla con su caldo de gamba blanca o en la tripa de bacalao exotizada con el punto picante del kimchi, por nombrar algunas de las originales combinaciones que surgen de la mente de estos dos inquietos cocineros.

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placeholder Besta. Aribau, 106, Barcelona. (Cortesía)
Besta. Aribau, 106, Barcelona. (Cortesía)

Toda una declaración de intenciones que se materializa también en la bodega, con una oferta de vinos mayoritariamente catalanes y gallegos, de pequeños productores, a menudo con mínima intervención y con una acertada complejidad para maridar. No podía ser de otra forma en un lugar donde todo está calculado para que tú te limites a disfrutar.

Casa Luz: Elegancia que ilumina

Imagina un ático con vistas al centro de la ciudad que además disponga de un par de amplias terrazas. Añádele a esta visión un interiorismo lleno de calidez, con obras de arte colgando de las paredes, mobiliario mid-century y toques de fino humor aquí y allá. Pues eso es, ni más ni menos, Casa Luz; el restaurante que Tomàs Abellàn tiene en lo alto de su bar Alegría, en la plaza Universidad de Barcelona.

Al mediodía, la luz del Mediterráneo entra a raudales por sus ventanales o incide elegantemente tamizada en sus terrazas. De noche, la puesta de sol se puede apreciar prácticamente con una vista de 360º, y en el interior, la calidez se abre paso a base de velas y lámparas de papel, servilletas de lino y elegante cristalería.

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placeholder Restaurante Casa Luz. (Cortesía)
Restaurante Casa Luz. (Cortesía)

La luz —natural, directa o tenue— es precisamente el concepto sobre el que orbita el menú de cocina de autor de Casa Luz. El producto mediterráneo se conjuga en este restaurante de forma honesta y sin artificios. La estacionalidad es la estrella del espectáculo: setas y caza en otoño, gamba en verano, y siempre pescados y verduras de temporada.

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placeholder Casa Luz. Ronda Universitat, 1, Ático, Barcelona. (Cortesía)
Casa Luz. Ronda Universitat, 1, Ático, Barcelona. (Cortesía)

Ostras, atún y mejillones conviven con productos como el tomate —muy recomendable en su versión tartar con hojas de capuchina y kizami— o la alcachofa, en una sinfonía de cocina tradicional y local, pero despojada de rusticismo. Puedes pedir a la carta, pero Casa Luz tiene dos menús de temporada compuestos por diez y doce platos. Los ingredientes, seleccionados con mimo por el jefe de cocina Mariano Segura, obedecen a lo que la lonja y el mercado tienen a bien ofrecer en cada época del año. La carta de vinos (muchos de ellos naturales), burbujas y cócteles ejercen de perfect match. Un lugar que no puedes perderte para tener una dosis extra de elegancia moderna cualquier día de la semana.

Suculent: El restaurante que hace historia

Aunque el titular parezca algo épico, lo cierto es que Suculent se ha convertido ya en un referente culinario de Barcelona que atrae a visitantes de medio mundo. Tras más de diez años exprimiendo los sabores al máximo, el local de Toni Romero puede presumir de ser uno de los restaurantes de cocina casual más reconocidos internacionalmente de la ciudad. Eso lo saben muy bien tanto los amantes locales de la gastronomía como otros cocineros de la ciudad que peregrinan al Raval día sí, día también para darse un suculento homenaje.

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placeholder Restaurante Suculent. (Cortesía)
Restaurante Suculent. (Cortesía)

La calidez del restaurante la da una inusitada mezcla de mobiliario vintage y vajilla rústica, junto con detalles ilustrativos de temática culinaria como un póster con cestas tradicionales por aquí, una colección de cucharas de servir expuestas por allá, o cacerolas reconvertidas en lámparas con una paleta de colores oscuros colgando del techo. Y curiosamente, la mezcla funciona, como si una nieta con buen gusto hubiera dado su toque personal a la casa familiar del pueblo.

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placeholder Suculent, Rambla del Raval, 45, Barcelona. (Cortesía)
Suculent, Rambla del Raval, 45, Barcelona. (Cortesía)

Romero, formado en las cocinas de El Bulli, Arzak o Akelarre, es capaz de llevar la tradición más sabrosa al plato de una forma rotunda, sabrosa y enfática. Las recetas de siempre cobran con su enorme habilidad un nuevo estatus, como el boquerón en vinagre que él marina con agua de aceitunas y gelée de naranja, la croqueta de pato asado o el fabuloso canelón de liebre a la royal. El menú incluye guiños e influencias de otras culturas, como el ceviche de gamba, y tampoco renuncia a combinar los ingredientes más nobles con la huerta más popular en composiciones tan acertadas como los guisantes con ostra, la remolacha al beurre blanc con anguila ahumada y caviar o la calabaza con crema de parmesano y trufa.

El hit indiscutible de la casa —y que hace a los recurrentes volver y volver— es su famoso steak tartar de buey servido en el tuétano del hueso a la brasa con patatas soufflé. En los postres, la culminación del sabor continúa con el milhojas de celeri, macadamia y crema de vainilla, y con su imbatible mousse de chocolate. Todo lo que te sirven es de toma pan y moja; no en vano el nombre de Suculent también hace referencia a las palabras catalanas 'sucar lent' (mojar lento). Sin duda, lo harás.

Cadaqués: La belleza del Mediterráneo en el plato

Si Cadaqués es uno de los pueblos más bonitos de España, el restaurante con su nombre no iba a ser menos. El espíritu marinero de tonos azules y la poderosa luz de este icono mediterráneo por excelencia se traslada a la amplia sala de este restaurante del Grupo Sagardi, junto al Paseo Colón de Barcelona. Apliques de inspiración náutica, vajilla artesanal, contraventanas mallorquinas y lámparas de esparto te transportan automáticamente al universo pesquero al que la esencia de Cadaqués rinde homenaje. Es la ambientación perfecta para disfrutar de la cocina mediterránea en toda su amplitud.

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placeholder Restaurante Cadaqués. (Cortesía)
Restaurante Cadaqués. (Cortesía)

Cadaqués fusiona mar, montaña y huerta en platos tradicionales con una elaboración impecable: arroces de temporada al punto, grandes pescados de la lonja sin ningún tipo de disfraz y mariscos en su espléndida desnudez. Recetas de pueblo como las alubias del ganxet con bacalao y espinacas, o la cap i pota con garbanzos conviven con sus arroces al fuego de leña de capa fina, elaborados con las magníficas variedades marisma y bomba de la exclusiva Isla de Buda.

placeholder Cadaqués. Reina Cristina, 6, Barcelona. (Cortesía)
Cadaqués. Reina Cristina, 6, Barcelona. (Cortesía)

Un restaurante amplio, pero íntimo, con tres espacios privados para grupos y una larga y seductora barra donde la luz crea la atmósfera más acogedora. Y si Barcelona te queda lejos, también hay un Cadaqués en Madrid. No tiene el mar cerca, pero no te hará falta; te sentirás en el corazón del Mediterráneo.

Si tienes alma foodie, seguro que en tu elección de restaurante prima, por encima de todo, la experiencia gastronómica. Cada euro invertido en un bocado de un festín culinario cuenta, porque la felicidad de las personas que disfrutan comiendo y probando cosas nuevas es consecuencia directa de esa concatenación de estímulos aromáticos y gustativos que se desencadena en nuestro organismo, de compleja explicación y fácil reconocimiento.

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