PHA, el ácido para exfoliar las pieles sensibles que puedes usar de día
Tras conocer y amar los alfa y betahidroxiácidos, ahora toca hablar de los polihidroxiácidos, de la misma familia pero con propiedades compatibles con las pieles más sensibles
Lejos de complicarse, cada día que pasa, la cosmética va incorporando términos e ingredientes y haciéndose más y más cercana para los consumidores. Ácido hialurónico, colágeno o centella asiática son viejos conocidos que incorporar a nuestra rutina estética, sin olvidar por supuesto el abanico de los ácidos, encargados de exfoliar la piel y estimular su renovación. Del descubrimiento y dominio de los alfahidroxiácidos, entre los que destacan ácido glicólico, ácido láctico, málico (procedente de la manzana), mandélico (de la almendra amarga) o el tártico (de las uvas), nos adentramos en las propiedades menos agresivas de los betahidroxiácidos como el ácido salicílico, más suaves e idóneos para las pieles grasas.
Ahora el nuevo ácido de moda, cuyas siglas comienzan a colarse en cosméticos renovadores de la piel a un nivel más superficial y por tanto perfectos para comenzar la andadura por la química beauty, encontramos los polihidroxiácidos o PHA.
Las siglas comienzan a amontonarse en el breve diccionario de la cosmética, pero los resultados más discretos y seguros de los PHA hacen que este hidroxiácido les coma terreno a sus hermanos. Todos ellos actúan como peelings químicos, pero cada uno se indica a un tipo de piel. Por ejemplo, los alfahidroxiácidos (AHA) ejercen una exfoliación algo más potente gracias a su menor tamaño molecular que les permite penetrar en capas más profundas de la piel, además de ser hidrosolubles, es decir, que se disuelven en agua.
Los betahidroxiácidos (BHA), por el contrario, son liposolubles y, por tanto, se disuelven en aceite, lo que les facilita trabajar en las pieles grasas y penetrar en los poros obstruidos, ejerciendo la conocida función, común en todos los hidroxiácidos: exfoliar la piel desincrustando las capas de células muertas, estimulando la producción de colágeno y la renovación de la piel, que se revela debajo de esta capa con un tono homogéneo, más luminoso y con las líneas de expresión suavizadas.
Las mil funciones de los PHA
Los polihidroxiácidos cumplen con la renovación de la piel, pero la reacción que generan no es tan llamativa como la de los AHA o BHA debido a su tamaño. Los PHA están compuestos por moléculas más grandes que no logran penetrar en capas profundas de la piel, sino que se quedan en la más superficial, la epidermis. No hay por tanto reacción de la piel y su fotosensibilidad es menor, por lo que es un ácido que se puede utilizar también en verano, siempre acompañado de protección solar de SPF50.
Al ejercer una exfoliación química más superficial y menos agresiva, los PHA son idóneos para las pieles más sensibles, en las que no se puedan utilizar exfoliantes de normal, o incluso pieles con acné, ya que no aparecen molestias ni rojeces, pero manteniendo las características de los hidroxiácidos de la estimulación de la renovación de la piel. Además, una de sus cualidades más útiles para las rutinas de cuidado de la piel más completas es que se puede combinar con AHA, BHA u otros exfoliantes, sin olvidar tampoco rematar la rutina con la correspondiente capa de hidratación.
Sí es cierto que su menor poder de penetración en la piel conlleva a que, como en el caso de los BHA, su efectividad no sea inmediata ni los resultados sean tan llamativos, Los PHA son la mejor forma de comenzar a probar la exfoliación química sin miedo a los resultados o de poder exfoliar y renovar las pieles más sensibles. El uso de los hidroxiácidos en la cosmética corresponde ya no solo a una renovación de la piel, sino a una mejora general de su textura, mucho más suave y con las líneas de expresión minimizadas, gracias en parte a la creación de colágeno que refuerza la estructura de la piel.
Al despegar esa capa opaca de células muertas que se acumulan en la superficie de la piel y que pueden incluso obstruir los poros y contribuir a la aparición de puntos negros o acné, la piel reaparece más luminosa y con un tono homogéneo, suavizando también las diferencias de pigmentación como las manchas, cualidades especialmente valoradas en los tratamientos antiedad.
- Para las pieles normales: alfahidroxiácidos (AHA).
- Para pieles grasas: betahidroxiácidos (BHA).
- Para pieles sensibles: polihidroxiácidos (PHA).
Lejos de complicarse, cada día que pasa, la cosmética va incorporando términos e ingredientes y haciéndose más y más cercana para los consumidores. Ácido hialurónico, colágeno o centella asiática son viejos conocidos que incorporar a nuestra rutina estética, sin olvidar por supuesto el abanico de los ácidos, encargados de exfoliar la piel y estimular su renovación. Del descubrimiento y dominio de los alfahidroxiácidos, entre los que destacan ácido glicólico, ácido láctico, málico (procedente de la manzana), mandélico (de la almendra amarga) o el tártico (de las uvas), nos adentramos en las propiedades menos agresivas de los betahidroxiácidos como el ácido salicílico, más suaves e idóneos para las pieles grasas.