Es noticia
Menú
España ♡ Victoria Federica: el idilio que explica nuestra adicción a la monarquía
  1. Casas Reales
REINA EN LAS REVISTAS Y LAS REDES

España ♡ Victoria Federica: el idilio que explica nuestra adicción a la monarquía

Para la siempre cuestionada monarquía española, el 'boom' de la sobrina de Felipe VI es la mejor noticia de la última década. Mientras nos enseña su vida y estilo, legitima al régimen

Foto: Victoria Federica de Marichalar y Borbón es la 'royal' del momento. (Ilustración: Learte)
Victoria Federica de Marichalar y Borbón es la 'royal' del momento. (Ilustración: Learte)

Un día de octubre de 2021, Victoria Federica de Marichalar y Borbón (Madrid, 2000) tomó una decisión que para cualquier otro ser humano sería intrascendente: quitar el candado de su cuenta de Instagram —por entonces limitada a 2.000 familiares, amigos o conocidos— y abrirla al público. Entonces España descubrió que la necesitaba: tanto para adorarla como para mirar por la rendija y criticarla. Lo que se conoce con el anglicismo 'hate watching', pese a ser un deporte típicamente nacional.

En dos días, la cuenta alcanzó los 12.000 seguidores; en una semana, 44.000; y seis meses más tarde va camino de los 160.000. El fenómeno no tardó en trascender a las redes y pronto las revistas de moda y 'cuore' comenzaron a seguir cada paso de la joven. Sobrina del actual rey Felipe VI y nieta de Juan Carlos I, Victoria Federica es quinta en la línea de sucesión al trono. Salvo catástrofe, es muy improbable que alguna vez llegue a reinar, pero de alguna forma la veinteañera ya ha alcanzado un trono inalcanzable para sus primas las infantas o incluso para la reina Letizia.

placeholder Victoria Federica, en una fiesta en Sevilla. (EFE)
Victoria Federica, en una fiesta en Sevilla. (EFE)

Sin embargo, para la legitimación de la siempre cuestionada monarquía española, el 'boom' de Victoria Federica es la mejor noticia de la última década.

Iconos y mitos

El académico escocés Hugh O'Donnell ha hecho de la cultura popular su principal línea de investigación y, dentro de esta, ha estudiado cómo las monarquías han pasado de ser un fenómeno moderno a post-moderno. Es decir, a falta de las gestas bélicas o las conquistas de antaño, y en un mundo dominado por la economía de la atención y el capitalismo de consumo, la realeza ha logrado conservar ese lugar predominante dentro de las sociedades gracias a lo que O'Donnell bautizó como 'celebrification', la elevación de un personaje ya relevante a un estatus superior, el de 'celebrity', con la inestimable ayuda de los medios de comunicación.

El ejemplo más conocido en este sentido es el de Diana de Gales, que fue el ejemplo primigenio tomado por este investigador de la Caledonian University de Glasgow para demostrar sus tesis, pero no deja de ser un proceso similar al que estamos viendo en estos momentos con Victoria Federica, salvando mucho las distancias.

placeholder Para O'Donnell, el mito fundacional de la monarquía española moderna estuvo en el mensaje del 23-F. (RTVE)
Para O'Donnell, el mito fundacional de la monarquía española moderna estuvo en el mensaje del 23-F. (RTVE)

De hecho, O'Donnell dedicó uno de los capítulos de su libro ‘Media, monarchy and power’ a la monarquía española y decía: “Rara vez es posible rastrear el surgimiento de un mito con precisión”, escribió. “En el caso de la monarquía española, no obstante, podemos ofrecer una fecha exacta, si no para la emergencia de este mito, sí al menos para su consolidación”.

Esa fecha fue, por supuesto, el 23 de febrero de 1981. Aunque hubo muchos factores que hicieron fracasar el golpe de estado —y así se ha documentado durante décadas—, en la mente colectiva todo fue obra del discurso del Rey, que paternalmente mandó a los díscolos súbditos al rincón de pensar y devolvió a la nación española a la senda de la democracia. Este es el mito que le ha acompañado desde entonces y que le sobrevivirá pese a Bárbara Rey, el elefante de Botswana, Corinna Larsen o Abu Dabi. Es decir, pese a los hechos.

La legitimidad de la monarquía en España a partir de la transición está arraigada en un discurso televisivo, pero algo es algo. Algunos trataron de establecer de forma apresurada un paralelismo con el discurso que Felipe VI dio el 3 de octubre de 2017 tras el referéndum 'fake' en Cataluña, en plan "este es su momento 23-F", pero aquello no convenció más que a los muy cafeteros y, desde luego, no sirvió para establecerle como mito ni nada parecido.

En un discurso postmoderno, lo emocional gana a lo racional y aquí la monarquía arrasa totalmente a la república

Fernando León Solís, discípulo cordobés de O'Donnell y actualmente en la University of the West of Scotland, estudió precisamente en un trabajo la boda de Felipe y Letizia en 2004. Su tesis es que al entrar la monarquía española en el mundo de la crónica rosa, accede a "un discurso postmoderno, emocional e irracional". Lo anterior a un discurso moderno sobre la monarquía, "basado en la racionalidad y la mirada objetiva de la historia". En este paradigma racional, los defensores de la república en España todavía tienen muchos argumentos a su favor —por mucho que nos gusten los royals, es muy complicado no defender la posibilidad de votar a nuestro máximo representante y que éste o ésta esté obligado a los mismos deberes y derechos que los demás ciudadanos—, pero en el ámbito actual, basado en la imagen, la gratificación instantánea y la emoción, la monarquía no tiene rival como generadora de dependencia emocional.

Por ejemplo, el pasado 14 de abril. Los defensores de la república se reunían silenciosamente en cementerios para honrar a los caídos por la represión franquista o enarbolaban en Twitter sus consignas de hace 90 años mientras todos los globos oculares se iban hacia la joven Victoria Federica, luciendo atuendos que combinaban la alta costura con las zapatillas Nike para ir a ver a su abuelo exiliado en los Emiratos Árabes o lucir palmito en la Real Maestranza de Sevilla para asistir a los toros. Ya fuera para alabarla o para cotillear sus movimientos, la guerra por la atención la tiene ganada. Por eso España mañana no será republicana.

placeholder Como cada 14 de Abril, partidos y colectivos homenajean en la fosa común del cementerio civil de Oviedo el aniversario de la Segunda República. (Eloy Alonso/EFE)
Como cada 14 de Abril, partidos y colectivos homenajean en la fosa común del cementerio civil de Oviedo el aniversario de la Segunda República. (Eloy Alonso/EFE)

En su libro sobre monarcas e imagen, O'Donnell escribió que "todas las sociedades heredan, reproducen y crean sus propios mitos". En la sociedad instantánea y superficial en la que nos movemos, las grandes narrativas han sido sustituidas por tuits. Cuando los padres de Victoria Federica, la infanta Elena y Jaime de Marichalar, se casaron en 1995, en la retransmisión televisiva se hablaba de la continuidad histórica y la unión de dos linajes cuya estirpe podía ser trazada hasta la Edad Media. "Ahora con Victoria Federica no se habla de los siglos, sino que se trata del microrrelato pequeñito de una sola persona", dice León Solís, "pero que, sin embargo, está legitimando igualmente toda la monarquía y el 'establishment' que hay alrededor de eso".

En la única entrevista que ha dado hasta el momento, para la revista 'Elle', Victoria Federica definía a grandes rasgos su pensamiento: "Lo primero que hago por las mañanas es dar gracias a Dios" o "un hobby con el que desconecto bastante es montar a caballo". Las demás piezas del puzzle caen por su propio peso observando su vida social a través de las redes o los medios: toros, familia junto a su madre, alta costura junto a su padre —hoy consejero del grupo Louis Vuitton Moët Hennessy e 'influencer' en el estilo de Victoria Federica— o escapadas de esquí en Formigal o Baqueira Beret. Su gran mérito es precisamente ese: ha dado una capa de barniz 'cool' al mismo estilo de vida que la realeza lleva desde hace siglos. Vaqueros rotos y zapatillas Converse combinados con un 2.55 de Chanel y un cinturón 'streetwear' de Virgil Abloh. En la funda de su iPhone13, una cita del fundador del Opus Dei y un sagrado corazón de Jesús. Rupturismo continuista.

Foto: Gigi Hadid, en el desfile de Off-White. (Getty/Pascal Le Segretain)

Para el académico cordobés, el 23-F de la joven aristócrata, su evento fundacional en el terreno icónico, fue el 'selfi' que se hizo con Rihanna. Ocurrió a principios de marzo en el desfile de Dior durante la Semana de la Moda de París. "A partir de ahí empezó a recibir ataques, no tanto por quién era ella", más bien por lo que representaba. "Como a ella le gustaban los toros la acusaban de heteropatriarcal, la criticaban por arrimarse a Rihanna, que tiene un componente de vanguardia y hace ropa para gente 'trans' mientras Victoria Federica representa lo antiguo: todo eso me parece interesantísimo".

Y otros la acusaban de ser una 'celebrity' fraudulenta. "En un medio la tildaban de vampiresa mediática, que va por ahí chupando cámara o acercándose a los famosos, pero las críticas no han sido, como en otros casos, de contenido tan político", añade León.

Esto es otro síntoma. En las últimas décadas, los gobiernos españoles y la Corona se han apoyado mutuamente en situaciones de debilidad. Por ejemplo, la boda de la Infanta Elena coincidió con el ocaso de los 13 años de Felipe González en el poder y sirvió para, al menos, distraer un poco la atención del público de los múltiples escándalos que azoraban al gobierno socialista, concretamente Roldán y la crisis del fletán con Canadá. De hecho, el 18 de marzo de 1995, en el diario 'El Mundo', una tira cómica de Idígoras y Pachi mostraba a González y el rey brindando con una copa de espumoso. El político sostenía un periódico con el titular 'La boda real eclipsa la actualidad política' y le decía al monarca: "Majestad, ya puestos, ¿por qué no casamos la próxima semana a la infanta, la siguiente al príncipe, la otra semana al ama de llaves de palacio, la otra al chambelán...?"

"En su momento, con la boda de Felipe, los críticos decían que había algo de orquestación por parte del Estado para provocar esa legitimación, pero ahora a ella no pueden criticarla por ese tema porque Victoria Federica va un poco por libre", dice León. Para bien o para mal, Victoria Federica está libre de pies y manos. Y esto se lo debe directamente a una persona: el rey Felipe VI.

El papel de la joven 'royal'

En el Reino Unido también ocurren fenómenos parecidos como el de Kitty Spencer, sobrina de Lady Di, modelo y con 748.000 seguidores en Instagram. Pero sin duda la monarquía británica no tiene en estos momentos los problemas reputacionales. A diferencia de Juan Carlos I, la reina Isabel II tiene mucho peso y está muy bien reconocida por la mayoría de la población. No necesitan, en resumidas cuentas, a una salvadora para lavar su imagen y perpetuarse en el próximo siglo.

El historiador Jordi Canal, autor del reciente libro 'La monarquía en el siglo XXI' (Turner, 2019), recuerda cómo cuando Felipe VI recibe la herencia envenenada de manos de su padre en 2014, una corona salpicada de múltiples escándalos, opta por una reforma radical de lo que se consideraría familia real. "Aquello estaba en la base de la crisis del reinado de Juan Carlos", explica Canal, "y Felipe modificó el concepto de familia real prescindiendo de la familia extensa, que es la que finalmente le causó a su padre muchos de sus problemas: Iñaki Urdangarin y sus negocios o el divorcio de la infanta Elena con Jaime de Marichalar". El actual monarca la reduce a lo esencial, la reina Letizia y sus dos hijas, y con esto logra un doble efecto. "Reduce la familia real a una parte más nuclear, pero también más controlable", dice Canal, "pero también beneficia a Victoria Federica, que dispone de una libertad para encontrar su camino de la que, por ejemplo, su padre, no dispuso".

placeholder Año 2009, Victoria Federica recibe la comunión rodeada de sus padres, la infanta Elena y Jaime de Marichalar, don Juan Carlos y doña Sofía (Cordon Press)
Año 2009, Victoria Federica recibe la comunión rodeada de sus padres, la infanta Elena y Jaime de Marichalar, don Juan Carlos y doña Sofía (Cordon Press)

Jaime de Marichalar era también asiduo a vestir de una forma 'flamboyante' para el común de la población, una extravagancia que iba en dirección opuesta al campechanismo reinante y que en su posición de consorte de la hija mayor del rey le jugaron alguna mala pasada mediática. Ahora, Victoria Federica podría arriesgarse a llevar los pantalones Tommy Hilfiger con paramecios que su padre lució hace más de 20 años y solo cosecharía 'likes'.

"Ella se aprovecha de eso, está pudiendo hacer y destacar en cosas que se le criticaban mucho a su padre, precisamente porque formaba parte de la familia real más íntima", reflexiona el historiador. "Ahora él le está ayudando y es quien está detrás de gran parte de su estilo; quizá estoy interpretando excesivamente, pero me parece como si ella estuviera haciendo realidad el sueño de su padre".

Victoria Federica juega al juego al que la prensa jugaba con Letizia, pero sin límites ni reglas

Pero alguien más se está beneficiando de este hecho: la prensa. En el fondo es el mismo juego que ya veíamos con doña Letizia cuando le daba por llevar un vestido de Zara asequible para todos los bolsillos, solo que elevado a la máxima expresión, sin límites. ¿Quieren 'looks' atrevidos, 'outfits' arriesgados, combinaciones que usted podría interpretar? Ahí las tienen, cada dos días y servidas en crudo.

Vic y el cuore: 'Marriage made In heaven'

En la historia que trasciende de Victoria Federica puede dar la impresión de que la pobre chica andaba en su mundo, con su Instagram y sus amigos, cuando de repente la prensa comenzó a canibalizar su Instagram y la convirtió en una 'it girl' contra su voluntad. Sin embargo, al verla posar y moverse delante de la cámara con gracejo y naturalidad esa ilusión se desvanece. ¿Es todo tan espontáneo en este auge o realmente ella tenía un plan para alcanzar la fama y los medios le hemos dado el último empujón?

Previamente a la apertura de su Instagram, un amigo 'influencer' la asesoró para limpiar aquel contenido que fuera susceptible de generar una viralidad negativa. Más tarde, Victoria Federica se apoyó también en la agencia de representación de 'influencers' SoyOlivia, que ha ayudado a despegar las carreras 'online' de las hermanas María y Marta Pombo o María Fernández-Rubíes, catapultándolas más allá del medio millón de seguidores. Todas tienen en común los mismos elementos: son la nueva 'beautiful people' conservadora, aunque Vic tiene algo que las demás no tienen: un lugar en la línea de sucesión, el auténtico sello azul de 'verificado' en la red social que es la vida.

placeholder Victoria Federica y su pareja, Jorge Bárcenas, momentos antes del inicio del desfile de la colección Atelier de Pronovias durante la Barcelona Bridal Fashion Week (EFE)
Victoria Federica y su pareja, Jorge Bárcenas, momentos antes del inicio del desfile de la colección Atelier de Pronovias durante la Barcelona Bridal Fashion Week (EFE)

"Creo que lo de posar le viene más por la generación a la que pertenece que por haber dado algún curso de desenvolverse frente a la cámara o por haber estado frente al espejo demasiado tiempo", explica Charo Lagares, directora ejecutiva de 'Marie Claire'. "Como ha dicho muchas veces la fotógrafa Lupe de la Vallina, las niñas de entre la generación 'millennial' y la Z saben posar, ya saben cómo tienen que mirar a la cámara".

Su desparpajo ha sido justo lo que mucha gente de derechas estaba buscando y no encontraba entre los 'suyos', justo lo que mucha gente de izquierdas estaba deseando criticar. En la 'front row' de este huracán mediático, las revistas de moda y corazón, impresas o digitales, tratan de dar salida al tsunami de contenido que la nueva estrella de la nobleza española les hace llegar cada poco.

De rebelde a estandarte pijo

En realidad, el desenlace de toda esta historia ha sorprendido a muchos, que aún guardaban en la retina una imagen de 2018, cuando acababa de cumplir 18 y cursaba segundo de Bachillerato. Victoria iba en patinete, con sudadera, minifalda, pelo suelto y fumándose un 'piti'.

"Después de aquellas fotos de ella se esperaba que fuera la versión española del príncipe Harry", dice Lagares. "Se esperaba que fuera un poco díscola, monegasca, rebelde... Pero ha resultado ser una niña tranquila, que está con sus amigas de toda la vida y el grupo nuevo de amigos del que ahora forma parte son la realeza de los influencers: mucha gente joven la ve como una de los suyos".

En el ADN de toda monarquía está la supervivencia y para que esa supervivencia se produzca es imprescindible el continuismo. "Refresca la institución", dice Canal, "no es lo mismo verla a ella que a doña Sofía en un rastrillo con señoras mayores".

Pero en el fondo, sí que es lo mismo.

"Lo que Victoria Federica representa y enseña es la familia, las tradiciones españolas, sus amigas y la moda, no habla de nada más ni se mete en ningún charco", explica Lagares. "Tiene esa naturalidad o esa parte conservadora de niña que se va de fiesta, pero luego va a un retiro espiritual que a mucha gente de su edad le faltaba y les hace sentir bien que esté ahí. El resto lo pone la gente mayor que la ha visto crecer y la siente como de su propiedad", esa gente que subraya todo lo que la chica se parece a su padre o el estilo que gasta. "Todo eso hace que cuando se escribe sobre ella las visitas suban con facilidad y los comentarios de los post en Instagram o Facebook se cuajen de opiniones", añade la responsable de 'Marie Claire'.

"Todos queremos tener un trocito de ella porque es la parte de la monarquía que parece más natural, accesible y en la que nos podemos ver representados", dice Lagares. "Tiene ese punto de proximidad y de misterio, porque ella nunca dice ni mú, y se ha convertido en una materia prima constante, cada vez que sube una foto es 'cómo conseguir el look de Victoria Federica', 'los pendientes de Victoria Federica que te van a resolver los looks de invitada'... Pero siempre es algo que ella ha elegido, es el plan que ella tenía al abrirse: tener el control de su imagen y que las fotos de los paparazzi no sea todo lo que tienen las revistas, sino que ella decide lo que aparece".

Todos somos partes de su plan.

* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí

Un día de octubre de 2021, Victoria Federica de Marichalar y Borbón (Madrid, 2000) tomó una decisión que para cualquier otro ser humano sería intrascendente: quitar el candado de su cuenta de Instagram —por entonces limitada a 2.000 familiares, amigos o conocidos— y abrirla al público. Entonces España descubrió que la necesitaba: tanto para adorarla como para mirar por la rendija y criticarla. Lo que se conoce con el anglicismo 'hate watching', pese a ser un deporte típicamente nacional.

Monarquía Casa Real Filosofía Psicología social
El redactor recomienda